En muchos países del mundo se han prohibido las congregaciones de personas en lugares públicos o eventos como parte de las medidas preventivas de coronavirus. Incluso los ritos fúnebres han sido suspendidos o se ha limitado su aforo a un máximo de 5 personas. Sobre todo, se intensifican las restricciones cuando la causa del fallecimiento es el COVID-19.
Por eso lo que hicieron los fieles tras la muerte de Amfilohije, arzobispo de Montenegro, ha causado tanta conmoción, porque va en contra de las recomendaciones para evitar contagios.
El jerarca del Arzobispado de la Iglesia ortodoxa serbia en Montenegro murió a los 82 años por coronavirus el pasado viernes, y a pesar de los riesgos fue velado con el féretro abierto en la catedral ortodoxa de Podgorica.
Miles de feligreses asistieron sin usar mascarilla ni cumplir el distanciamiento social para despedirse del influyente líder de la iglesia ortodoxa.
Las imágenes han causado consternación en las redes por el peligro al que se expusieron todos los fieles tocando el cuerpo del fallecido y congregándose en un espacio cerrado sin ningún equipo de protección.
La liturgia en honor al difunto fue oficiada por Irinej, el patriarca de la iglesia ortodoxa Serbia. A la ceremonia asistieron máximos dignatarios ortodoxos y representantes de la iglesia católica, y musulmana.
Miles de personas se congregaron para despedirse en la catedral y también transmitieron el acto en la televisión pública TVCG.
Mientras el féretro estaba abierto expuesto en el interior de la iglesia miles de personas se acercaron en fila para rendirle homenaje dándole un beso.
Según un medio de comunicación local, repartían mascarillas en la entrada del recinto, desinfectaban las manos de los que entraban y les pedían que mantuvieran distancia entre ellos y también respecto al féretro.