Para una madre, no puede existir mayor sufrimiento que perder el rastro de un hijo para siempre. Y aunque no pierda la esperanza de recuperarlo, jamás imagina que la vida le regale la oportunidad de volver a abrazarlo en medio de las circunstancias más insólitas e inesperadas.
Era el drama de una mujer, de la provincia china de Jiangsu, que tuvo que aprender a vivir con el dolor de haber perdido a su hija cuando era solo una bebé.
Habían pasado dos décadas, y ahora con la vuelta de los años, se preparaba para el día más feliz en la vida de su otro hijo, el de su boda. Todo sucedió el pasado 31 de marzo.
Los novios estaban preparados para convertirse oficialmente en marido y mujer, cuando repentinamente, la madre del joven se fijó en un detalle en el brazo de la que sería su nuera, que la dejó temblando y sin habla.
Ella más que nadie sabía que esa no era una marca cualquiera, se trataba de la misma e inigualable marca de nacimiento que tenía su bebé desaparecida. Algo que lógicamente no la pudo dejar indiferente.
Aunque ciertamente le parecía una idea descabellada, y lo primero que pensó fue que la tildarían de loca, atormentada por su descubrimiento, no dudó en acercarse a los padres de la novia para interrogarlos.
Ella les preguntó directamente si su hija era adoptada, algo que tomó totalmente por sorpresa a los padres de la joven. Nerviosos y absortos, confesaron que efectivamente su hija había sido recogida del borde de una carretera yadoptada hace 20 años. Pero el problema era que siempre lo mantuvieron en secreto, y ahora debían confesarle a su hija la verdad.
¡No había duda, la nuera de la mujer era su hija biológica, y su propio hijo estaba a punto de convertirse en su yerno!
La madre del novio rompió a llorar desconsoladamente, pero para ese momento ninguno de los asistentes sabía aún la verdadera razón.
Fue entonces cuando la nuera escuchó decir a su suegra que ella era su hija perdida hace 20 años. En cuestión de segundos, a punto de dar el sí, se enteró que era adoptada, que tenía a su madre biológica nada menos que en frente, y que se casaría con quien era su hermano.
De inmediato, las miradas y los comentarios por lo bajo comenzaron a circular entre los invitados atónitos.
Todos resultaron sorprendidos, incluido el hijo de la mujer, al que jamás le contaron que tenía una hermana perdida. La novia devastada, por su parte, sin poder dar crédito a nada, se vio obligada a cancelarlo todo, porque claramente una boda así no era posible.
Pero de pronto a la madre del novio, le quedaba un gran secreto más por revelar, según informó Oriental Daily.
La mujer había pasado dos años completos buscando a su hija antes de resignarse, y fue entonces cuando decidió adoptar un niño. El hombre que vestía de novio aquel día, por tanto, no tenía ningún vínculo biológico con su prometida.
Resueltas las cosas, la boda siguió adelante, y las cámaras no pudieron dejar de capturar el emotivo momento, con tantos sentimientos encontrados, que casi ocasionan un colapso en más de uno. Madre e hija se abrazaron y lloraron de alegría. Por fin, la mujer llenó un gran vacío que por años le causó tanto dolor, y todo gracias a una caricia del destino.
Enhorabuena a esta madre e hija que finalmente lograron reencontrarse, en el día y las circunstancias que jamás pudieron imaginar. ¡Comparte!