En medio de la emergencia sanitaria que se vive en España por la rápida propagación del coronavirus, hasta el momento hay 7.998 diagnosticados y 289 pacientes fallecidos.
Las declaraciones de Coral Merino, una enfermera que trabaja en urgencias de un hospital de Madrid, han dado mucho de qué hablar en la opinión pública.
“Ir a trabajar es como ir a la guerra”, dijo la enfermera comentando que muchos pacientes mueren solos, sin poder contar con la compañía de sus seres queridos.
Ella describió la atmósfera que se vive en uno de los hospitales ubicado en el centro de epidemia de coronavirus.
“Todos los días voy al trabajo, siento miedo, estrés y dolor al ser testigo de esta situación”, relató Coral, enfermera de urgencias en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares, al noreste de Madrid.
El hospital donde trabaja Coral atiende una de las tasas más altas de pacientes infectados por su cercanía con Torrejón de Ardoz, donde se produjo uno de los mayores brotes de España peninsular.
“Estos sin tiempos difíciles para todos los profesionales, pero especialmente para nosotros. Estamos constantemente en contacto cercano con los pacientes”, dijo Coral, quien es responsable de administrar IV, controlar los signos vitales y proporcionar medicamentos a los pacientes que están ingresados.
Su labor es esencial en la primera línea contra la pandemia causada por el COVID-19. Sin embargo, frecuentemente tiene que hacerla sin la protección adecuada.
“Simplemente no hay suficientes máscaras para cambiarlas cada vez que vamos a ver a un paciente aislado. No hay batas adecuadas. Solo tenemos que arreglárnoslas con las porosas y ponerles delantales de plástico”, relató la enfermera.
“Estamos reutilizando las gafas protectoras que han sido usadas por otros colegas, las lavamos y desinfectamos nosotros mismos”, dijo Coral, quien ha ejercido como enfermera desde el año 2011 en los sectores público y privado.
Coral ha tenido que trabajar en centros de día para ancianos, en piscinas y en lugares de suministros de medicamentos para ganar al menos mil euros. A pesar de eso, mantiene su compromiso y vocación de servicio para ayudar a sus pacientes.
Reconoce que ante esta epidemia tiene miedo de ser infectada, así como de infectar a su bebé de seis meses, a su esposo o a sus padres.
“A pesar de que la situación está empezando a mejorar, tenemos muchos, muchos colegas infectados”, dijo Coral.
“No he podido besarlos desde el principio. Lo primero que hago cuando llego a casa del trabajo es ducharme, restregarme, básicamente hasta que me duele. Me aterra toser más de lo que debería, tener fiebre y estar aislada de mi familia, no poder besar ni abrazar a mi bebé durante al menos 15 días”, agregó la enfermera.
Coral resaltó la importancia de que los ciudadanos se queden en casa para intentar detener un mayor contagio, aplanar la curva de la epidemia y ayudar a descargar las salas de emergencia que están colapsadas.
“Veo tan poca conciencia a mi alrededor que me enoja mucho. No creo que estén muy conscientes de cuán rápido se propaga este virus y del daño que están causando al no quedarse en casa. No solo porque pueden contagiarse, sino que podrían tener un accidente o un problema que podría exigirles ir al hospital”, dijo Coral.
La enfermera dice que en los últimos días han circulado mensajes en las redes que demuestran más sensibilidad ante la pandemia, comentó que ha notado que los pacientes acuden a la sala de urgencias cuando realmente deben hacerlo.
Habló sobre el protocolo para evitar contagios que impide acompañar a los pacientes infectados con coronavirus que ingresen en la sala de emergencias.
“Muchos mueren solos, sin sus familias. No importa cuánto intentes no hacerlo, los llevarás a casa contigo. Y solo lloras, lloras mucho”, confesó Coral.
Los ciudadanos en España aplauden cada noche desde sus balcones como muestra de gratitud por el esfuerzo que hace el personal sanitario en la emergencia que sufre el país.