El mundo se viste de luto tras la reciente y triste noticia de la muerte de un profesor holandés que fue un héroe durante el holocausto al ayudar a unos 600 niños.
Johan van Hulst, el maestro que después se convertiría en senador holandés del partido democristiano laboró en una escuela de formación ubicada frente a Hollandse Schouwburg, un teatro en Ámsterdam dentro de una comunidad Judía, en este lugar metían a familias judías completas para posteriormente ser llevadas a campos de concentración.
Al llevarlos a ese teatro, las familias eran separadas y los niños eran puestos a parte, los niños menores de 12 años eran llevados a una guardería para después ser llevados con los adultos a los campos de concentración.
Para fortuna de estos niños, dicha guardería quedaba junto al local de van Hulst. Para ellos era solo una parada para descansar, pero van Hulst aprovechaba esto para ayudarlos a escapar consiguiéndoles familias de acogida quienes los cuidaban y protegían burlando a los enemigos.
Este ejemplar maestro ayudó a escapar a los niños de uno en uno durante un año entero entre 1942 y 1943 haciéndoles espacio en su propia escuela y consiguiéndoles familias quienes cuidaban de ellos y los escondían de los nazis.
Gracias a este noble trabajo, 600 niños lograron escapar de ser llevados a los campos de concentración. Van Hulst, con ayuda de Walter Süskind, borró los documentos de cientos de niños judíos para que no fueran encontrados, además de recibir ayuda de la directora de la guardería.
Tristemente, el 22 de este mes el mundo despidió a este valiente héroe quien murió con 107 años.
No me gusta hablar de esa época. No me gusta ser protagonista de nada, porque solo pienso en los miles de niños que no pudimos salvar”, dijo van Hulst en 2015.
Este valiente hombre siempre será recordado por su excelente labor rescatando a tantos niños, pero no solo por esto pues también fue senador cristianodemócrata, un estupendo ajedrecista, además de pedagogo.
Johan van Hulst recibió el premio Yad Vashem como héroe de guerra, pero siempre se mantuvo con humildad negándose a ser llamado héroe pues a él solo le importaba la seguridad de los niños que salvó y no se sentía héroe al pensar en todos esos que no pudo salvar.
Vi cómo dos oficiales nazis le arrancaban una muñeca a una niña,y la partida de tantos otros niños. Eso no se borra de mi retina”, agregó en una de sus muchas entrevistas.
Sin embargo y a pesar de negarse a ser reconocido como un héroe, hoy lo despedimos de ese modo pues es lo que merece. Vale la pena compartir su inspiradora historia.