La muerte de una joven argentina de 22 años, el pasado viernes, tras esperar durante días una cama en Cuidados Intensivos, ha conmocionado al mundo entero. Y su madre se encuentra indignada y devastada.
Lara Arreguiz era estudiante de Veterinaria, en Esperanza, Santa Fe. Y desde los 10 años padecía diabetes, por lo que era una paciente insulino dependiente, y por lo tanto, frente al virus, podía ser muy vulnerable.
Tras contraer Covid-19, ante el caótico colapso sanitario al que ha llegado Argentina debido a la nueva ola de la pandemia, con cifras récord de contagios y muertes, Lara tuvo que suplicar atención médica en en el pasillo de un hospital.
Es un drama que debe parar ya
Fue su madre, Claudia Sánchez, quien publicó la foto de su hija acostada en el suelo del hospital, con un malestar infinito, padeciendo los síntomas del virus, y sin la atención urgente que necesitaba.
Una madre no puede soportar ver sufrir a un hijo ¡No hay palabras para describir tanta injusticia!
Difundió la foto para denunciar lo que le pasó a su hija y levantar la voz. No imaginaba que la impactante imagen daría la vuelta al mundo, generando una ola de indignación, especialmente por cómo se dieron los hechos y el devastador final.
Lara había contraído Covid el 13 de mayo, los síntomas empeoraron en cuestión de horas. Cuatro días después, le prescribieron antibióticos, y al ver que no mejoraba, la llevaron a otro hospital. Era la tercera ocasión que iba a un centro médico, las veces anteriores siempre la mandaron a casa diciendo que no tenían camas.
“Ingresamos y Lara ya estaba muy descompuesta, se ahogaba. Insistí tres veces en admisión para que por favor nos hagan pasar porque se desmayaba. Nos dejaron en un pasillo, donde pasaban pacientes con o sin covid”, aseguró la madre sobre lo que vivió en el Hospital Iturraspe.
Lara comenzó a sentirse francamente mal y le dijo a su madre que quería acostarse como fuera.
«Me decía que se iba a desmayar. Se puso a llorar».
«Le pregunté al de seguridad si podía recostarse en una camilla del pasillo, pero nos dijo que no. ‘Me voy a acostar en el suelo’, me dijo Lara. Le dije que estaba frío y sucio, pero insistió. Así que pusimos una chaqueta que ella llevaba y un bolsito mío, y después nos vio una señora que nos prestó la suya para taparla por el frío”, detalló Claudia.
“Yo entiendo el colapso sanitario, pero me duele haberla visto tirada en el suelo sin respirar y que nadie hiciera nada”, lamentó la madre.
Ante su insistencia, finalmente la trasladarían a un área reservada para el Covid-19, donde ya no tendría más contacto con su hija. Pero el padre de Lara sí, ya que él ya había pasado el virus.
Según el duro relato de Claudia, la espera se volvió más que dolorosa porque dejó de recibir noticias de Lara.“Me quedé ahí esperando y pasaron las horas y ella me mandó un mensaje diciendo que tenía mucha hambre. Además me pidió que le alcanzara la mochila para medirse el azúcar porque nadie se la había controlado”, agregó la pobre madre.
El miércoles 19 le informaron que iba a ser trasladada a una cama intermedia, donde le suministrarían insulina por goteo.
Pero pronto surgieron complicaciones respiratorias, pues en ese punto ya tenía una grave pulmonía bilateral afectada severamente por el virus. Solo entonces la trasladaron a una cama de Terapia Intensiva y tras sufrir tres paros cardíacos, falleció el 21 de mayo.
“Me llamó el papá de Lara a las tres de la mañana para avisarme que había muerto, que había tenido tres paros y no pudieron hacer nada. Es algo horrible, no se lo deseo a nadie”, dijo Claudia.
Tristemente, Lara murió esperando una vacuna que nunca llegó. Ella estaba en lista de espera de ser vacunada debido a su condición de riesgo.
Claudia, que llora desconsolada por la triste partida de Lara, pide ahora que la historia de su hija “sirva para que con la próxima Larita tengan más consideración”.
«Sé que nadie me va a devolver a mi hija, pero no quiero que vuelva a pasar nadie más por esta situación. Si la hubieran atendido a tiempo, hoy estaría con vida».
Ante los hechos que estremecen a tantos, el director del Hospital Iturraspe, tuvo que pronunciarse, diciendo: “Puede ser que hayamos fallado. Y si fallamos, hay que corregir. Pero Lara tuvo su cama, fue atendida y estuvo en una institución pública en atención”.
Pero su madre acotó:
“No murió en un pasillo, sino en una terapia intensiva a la que le costó mucho llegar, porque estuvo un día y medio esperando una cama. Estuvo casi 9 horas esperando atención, no fue rápido como dijeron los médicos”.
Nos entristece que personas tan jóvenes que merecían atención urgente tengan que partir de este mundo de esta manera tan injusta y desgarradora. Comparte para levantar la voz, que ninguna Lara más pague con su vida.