El mundo del deporte está de luto y devastado después de que la campeona olímpica serbia Bobana Velickovic, de 30 años, muriera por graves complicaciones dando a luz a su primer bebé.
Bobana había renunciado a su sueño de ir a las Olimpiadas de Tokio por otro más grande: el de ser madre.
El embarazo de la tiradora olímpica promesa no había revestido riesgo alguno. Y su impecable trayectoria deportiva había supuesto que harían una excepción con ella, prometiéndole un permiso de maternidad, algo que no es muy común en el entorno olímpico.
Especialista en pistola de aire a 10 metros, había participado en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y en los de Río 2016.
Fue el pasado mes de febrero cuando se subió por última vez en el podio, tras su séptimo y octavo oro en un campeonato de Europa en el tiro de pistola de 10 metros, en Polonia.
A pesar de que participar en los juegos de Tokio era para ella el mayor de sus sueños, y se debatía en una batalla interna de sentimientos, no dudó ni por un segundo en renunciar a ellos, porque ser madre era lo más grande que le estaba pasando.
En relación a esa renuncia, comentó en una entrevista:
«Este es el papel más hermoso en el que me realizaré por primera vez en mi vida. He estado en los Juegos Olímpicos dos veces hasta ahora y estoy lejos del final de mi carrera. Habrá otra oportunidad. Mi papel de madre es mil veces más importante que Tokio», sentenció.
Cuando todo prometía marchar bien con su embarazo, ya que en la actualidad son muchas las madres que dan a luz sobre los 30 años, todo cobró un tinte de tragedia.
Bobana logró dar a luz a su bebé tras inducirle el parto, pero ella no pudo librar la batalla contra la preeclampsia inesperada de la que los médicos no pudieron salvarla.
Llevaba 20 días en estado crítico y en estado de coma desde hace una semana. Hasta que el pasado 21 de junio quedaron todos sus sueños frustrados, y sin ni siquiera poder conocer a su bebé, se marchó de este mundo para siempre.
Bobana perdió la consciencia mientras daba a luz y nunca más despertó
El Comité Olímpico serbio ha lamentado la noticia en sus redes sociales y numerosos deportistas, familiares y amigos desolados le han rendido homenaje.
A Bobana le sobrevive su bebé y su pareja, Kristofer Kendzi, con quien en septiembre cumpliría 4 años de feliz matrimonio.
Muchas personas se han mostrado consternadas y sin comprender cómo en pleno siglo XXI una mujer muere en el parto. Pero lo cierto es que la preeclampsia es una de las afecciones más graves en las embarazadas que de no diagnosticarse a tiempo puede ocasionar este trágico final. Aparece por lo regular a partir de la vigésima semana de gestación, y se origina por alteraciones en la placenta.
Enviemos un mensaje de solidaridad a su marido y a toda su familia que lloran la prematura partida de una madre y deportista que sólo contaba los días para abrazar a su bebé. ¡Sin palabras! ¡Comparte esta noticia!