El atentado se produce dos meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para el próximo 26 de septiembre, unos comicios en los que Moïse no podía ser candidato.
Como presidente electo desde febrero de 2017, había convocado para la misma fecha un referéndum para aprobar una nueva Constitución, un proyecto que no contaba con el apoyo de la oposición ni de la comunidad internacional.
Varios partidos de oposición, en su mayoría de izquierdas, no reconocían la legitimidad de Moïse, al considerar que su mandato debía concluir el pasado mes de febrero, y que era un dictador.
Haití se enfrentaba a una grave crisis política desde mediados de 2018, llegando a su punto culmen el 7 de febrero, cuando Moïse denunció que la oposición, con el apoyo de jueces, tramaban un golpe de Estado.
La inconformidad política desencadenada por la devaluación de la moneda y la inflación, y las protestas sociales exigiendo su renuncia fue el telón de fondo de los últimos meses de su mandato.
Sumado a eso, Haití vivía un clima convulsionado por una terrible inseguridad, agravada el mes pasado por luchas territoriales entre las bandas armadas que se disputan el control de los barrios más pobres de Puerto Príncipe.
Claude Joseph, por su parte, llamó a la calma de la población y aseguró que la «situación de seguridad del país está bajo control» y condenó el magnicidio, que calificó como «un acto de barbarie». Además, declaró estado de sitio en todo el país.
Jovenel Moïse nació en el seno de una familia muy pobre. Hijo de un mercader y una costurera, desde pequeño luchó por sus ideales hasta lograr estudiar Ciencias Políticas y convertirse en un microempresario joven.
Con una mínima inversión empezó con una plantación de bananos, en su afán por crear empleo y ayudar a las zonas rurales. Dio su salto a la política en 2015, como presidente del partido de centroderecha, Tèt Kale (PHTK).
Se casó con Martine en 1996, quien fuera su compañera de clase y con quien tuvo 3 hijos: Jomarlie, Joverlein y Jovenel Junior. Su hijo mayor tiene 29 años.
La primera dama se caracterizó por su papel activo en el desarrollo de iniciativas sociales.
Siempre sonriente, manteniendo un perfil bajo, apoyando a su marido en cualquier paso que daba…
Ahora Jomarlie, Joverlein y Jovenel lloran la partida de su padre en circunstancias estremecedoras y exigen justicia
Independientemente de su gestión y sus ideales, es realmente doloroso e indignante que se acabe con la vida del presidente de una nación, de ese modo, como si ésta no tuviera ningún valor. Enviemos un mensaje de solidaridad a toda su familia. Esperamos que la primera dama logre superar su crítica condición de salud. ¡Comparte!