Uno de los cambios más radicales generados por la pandemia de COVID-19 en el mundo es el que ha sufrido el sistema educativo.
Las clases presenciales se reemplazaron por la educación a distancia en distintos niveles, y aunque en muchos países han reanudado las actividades en los colegios y universidades; en otros se mantienen las medidas establecidas para prevenir contagios. Ha sido difícil la adaptación para los alumnos que viven realidades distintas en casa, y también para los maestros.
Pero algunos, comprometidos con su vocación de servicio, ponen todo su empeño en ofrecer lo mejor de sí mismos a los estudiantes en una época difícil.
Así lo hizo el profesor Jorge Jesús Gavelán Izaguirre, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la facultad de Ciencias Contables en Perú.
A pesar de tenía serias dificultades respiratorias por las que tuvieron que administrarle oxígeno, él jamás dejó de trabajar.
Hasta sus últimos momentos daba clases incluso con el oxígeno.
Su caso se difundió en las redes, sus alumnos expresaron su admiración por el esfuerzo que hacía para enseñar, aunque su salud estaba tan quebrantada.
Cuando su condición empeoró gravemente, el profesor Jesús Gavelán Izaguirre fue trasladado al hospital Almenara. Tras ser ingresado, lo único que pedía era que lo ayudaran a pasar sus notas al sistema de la universidad porque le costaba hacer esa tarea por sí mismo.
Pero lamentablemente, el maestro falleció el pasado 13 de febrero, no resistió a las serias complicaciones que le causó el COVID-19 que había contraído por segunda vez.
En las redes, varios profesores se pronunciaron indignados, sobre todo después de un escándalo en Perú porque varios ciudadanos fueron vacunados saltándose el proceso regular para recibir el fármaco antes de tiempo y estar protegidos.
El rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos estuvo involucrado en el caso conocido como “VacunaGate” en el que se vacunaron en secreto 487 personas.
“Hace unos días falleció, él no pudo esperar la vacuna, pero tampoco descuidó a sus alumnos enfermo. El rector de la universidad, Orestes Cachay, envió un mensaje de condolencias, con qué cara, miserable, descarado”, escribió un usuario en las redes.
Niza y Fabiola Gavelán, hijas del profesor fallecido, declararon que su padre no quiso que un profesor suplente asumiera el rol de darle clases a sus estudiantes. Él decidió hacer su trabajo hasta el final porque cuando se enfermó por primera vez y abandonó a sus alumnos no vio los resultados esperados en su aprendizaje.
La familia del profesor Gavelán adquirió un tanque de oxígeno para que él pudiera sentirse más cómodo mientras daba las clases, luchó para evitar que tuvieran que ingresarlo en un hospital, aunque sí tuvo que ser trasladado de urgencia.
El maestro sufría una cardiopatía, a mediados de enero se contagió de coronavirus por primera vez y cuando se recuperó notó que el profesor suplente no cumplió con su trabajo, no corrigió las evaluaciones y no publicó las calificaciones de sus estudiantes en Internet.
Por eso decidió dar las clases en cuanto recibió el alta médica, trabajaba seis horas al día y su consumo de oxígeno aumentó: pasó de usar cuatro litros a nueve litros por día.
Sus hijas los instaban a descansar, pero él insistía en seguir cumpliendo con su trabajo:
“Le dijimos, papá para, y nos dijo: ‘No, yo quiero continuar’, y continuó. Dictaba clases virtuales tres veces por semana a tres grupos de estudiantes.
Después de aplicar el examen final a los alumnos su salud se deterioró mucho.
“Lo llevamos a urgencias y le hicieron una prueba de antígeno y el resultado fue negativo. Le tomaron una tomografía pulmonar y le dijeron que tenía fibrosis y derrame pleural. Dijimos, ‘ok, ya el coronavirus se fue y tratemos de reparar el daño que tiene.
Mi papá nos pidió, por favor, que si la prueba salía positiva lo lleváramos a casa porque él no quería volver al área COVID del hospital. Cuando estuvo en UCI fue muy fuerte y vio morir a gente todos los días”, dijo una de sus hijas.
Los médicos dijeron que debía permanecer un período de cuarentena en el hospital recuperándose, lo trasladaron a la UCI de cardiología, allí estuvo recluido hasta que murió.
Niza Gavelán, una de las hijas del profesor fallecido, le dedicó un emotivo mensaje en su perfil de Facebook:
“Que grande eres papá, que orgullosa me siento de ser tu hija; que tus alumnos reconozcan tu vocación, tu dedicación y entrega a la docencia. Gracias a sus alumnos y amigos por las condolencias enviadas, ya sea a mi persona o a mis hermanos.
Aunque nos duele que ya no estés físicamente con nosotros siempre estarás presente en nuestros corazones. Muchos alumnos seguirán tus enseñanzas y consejos. Eres un ejemplo a seguir. Mis hermanos y yo cuidaremos de mamá. Un beso al cielo, te quiero muchísimo papá”.
El profesor Gavelán fue descrito como “un hombre admirable en todo el sentido de la palabra” y así será recordado. Comparte esta noticia.