Es muy seguro que todos hayan visto la famosa película «El curioso caso de Benjamin Button», la cual muestra cómo un bebé nace con síntomas de vejez, y conforme va creciendo va rejuveneciendo.
Cualquiera diría que la película solo es ficción, pero en efecto hay una enfermedad que hace que los bebés muestren síntomas de vejez, por desgracia no todos logran sobrevivir.
Anna Sakidon, una niña turca de ocho años, murió prematuramente a causa de la enfermedad que la aquejaba: progeria Hutchinson-Gilford, la cual se caracteriza porque quien la padece tiene muestras visibles de envejecimiento prematuro.
La pequeña Anna nació con esta enfermedad, recientemente cumplió los 8 años, pero a pesar de su edad tan solo pesaba ocho kilos y los médicos le diagnosticaron una edad corporal de 80 años.
Ivanna, madre de Anna estaba desesperada por el padecimiento de su pequeña, y la llevaba a los tratamientos que requería, había una fundación que la estaba ayudando a costear todo lo que la niña necesitaba.
“Mi corazón deseaba con toda el alma que el diagnóstico de los médicos fuera erróneo, pero no fue así, mi pequeña ya no está conmigo”, declaró Ivanna.
Entre los síntomas con los que debía lidiar la menor se encontraban diferentes problemas cerebrovasculares y parálisis de extremidades, por lo que para ella era difícil mover sus brazos y piernas.
Esta enfermedad no se puede diagnosticar durante la primera infancia, ya que los síntomas no son tan visibles, es después que llegan las primeras dolencias. Una de las características de la progeria es que quien la padece crece a un ritmo más lento que otros niños y además no sube de peso.
“Qué triste historia, un niño no debería sufrir de esta manera, ojalá pronto puedan encontrar métodos para ayudar a las personas que padecen esta enfermedad”, comentó un usuario de redes.
Otros de los síntomas que se presentan con esta enfermedad son: pérdida de cabello, piel de aspecto envejecido, pérdida de grasa corporal y problemas en las articulaciones, por mencionar algunos.
No muchas personas en el mundo son afectadas por esta enfermedad, se sabe que solo 160 personas la padecen, y que solo un niño entre 20 millones podría sufrirla.
“Ojalá la mamá encuentre fortaleza para enfrentar su dolor, no es fácil perder a un hijo”, comentó un internauta.
Sin duda, la mamá de Anna está devastada, pero al mismo tiempo tranquila, pues sabe que hizo todo lo que estuvo en sus manos para ayudar a su niña.
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