Durante la noche del 31 de diciembre es común que en muchos países las familias se reúnan y despidan al año con una serie de tradiciones, entre las que se cuentan comer 12 uvas, una con cada campanada que definen la llegada del primer día del año entrante.
Pero nadie se puede imaginar que una celebración inofensiva termine arrebatándonos lo que más amamos.
Fueron los terribles momentos de angustia y dolor que vivió Viviana Guamán, de 39 años, una mujer ecuatoriana residente en la ciudad de Gijón, España, cuando descubrió que su pequeño de Thiago empezó a atragantarse con una uva.
Thiago Leonel Guamán Bustos habría cumplido 4 años en abril.
Eran los últimos minutos del 2018 cuando mientras la familia de Viviana despedía el año, ocurrió la horrible tragedia.
El pequeño se encontraba con su madre y sus tíos en casa viviendo la tradición de las uvas y Thiago las comía habitualmente. Entonces la madre preparó una pequeña copa con apenas 4 uvas sin semillas para que el niño se pudiera unir a la celebración.
Pero de pronto, todo dio un giro inesperado…
Thiago estaba sentado y comenzó a ahogarse, su madre le metió los dedos en la boca mientras su tío Carlos le golpeaba en la espalda.
Pero todos los esfuerzos fueron en vano y nada parecía funcionar. Mientras, la madre desesperada gritaba por ayuda. Llamaron de inmediato a Emergencias, pero la UVI móvil, que en ese momento estaba en la parroquia de Cabueñes, iba a tardar porque atendían otra emergencia.
Tras los gritos de angustia de la madre, una vecina acudió para socorrer al pequeño, pero tampoco lograron que Thiago expulsara la uva.
La policía local se presentó en el lugar de los hechos, quienes inmediatamente se apersonaron de la situación y llevaron a la madre y al niño en el coche patrulla directamente al Hospital de Jove.
Al llegar al hospital, el personal médico estuvo reanimándolo durante una hora, pero el niño se encontraba sin respiración, ni pulso, por lo que finalmente no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
Viviana, que es madre de otro chico de quince años, Kevin Alexis, confiesa «estar en una nube, en una pesadilla en la que, en momentos, solo espero que sea un mal sueño y despertar».
«Se me ha ido la mitad de mi vida. Esta casa está fría, porque ya no está él. Su recuerdo lo inunda todo, vaya donde vaya. A partir de ahora, no sé qué voy a hacer. No me explico como una simple uva pudo acabar con su vida», concluyó la angustiada madre.
El personal de emergencias recomienda la conveniencia de que algún miembro familiar aprenda a realizar la técnica de los empujes abdominales o Maniobra de Heimlich, tan útiles para estos casos.
Pueden ser realizados sólo por quienes hayan recibido la preparación para ello, aquí puedes ver un vídeo muy ilustrativo sobre cómo actuar en estos casos:
De no surtir efecto, se debe llamar a un servicio de emergencias inmediatamente. Una decisión de segundos podría salvar una vida.
¡No te vayas sin compartir esta noticia con tus amigos! Le podría suceder a cualquiera. ¡Vuela alto, pequeño Thiago!