La familia de Gareth Roberts, un enfermero abnegado que falleció la semana pasada por coronavirus, está comparando su perdida con el envió de un soldado a la guerra sin equipo de combate. La imagen no es para nada lejana si consideramos la situación casi bélica que se vive en las emergencias de los hospitales en diferentes lugares del mundo.
Peor aún y ya para nadie resulta un secreto, es que la mayoría del personal que está atendiendo a los contagiados lo hace con escasos equipos de protección y algunos sin ningún tipo de recurso.
El enfermero retirado de 65 años Gareth Roberts ya había advertido sobre la situación semana antes de que él mismo se contagiara de COVID-19.
Este hombre dejó de lado su jubilación para trabajar en el Hospital Llandough en Cardiff, Gales y ayudó a salvar centenares de vida usando sólo “una máscara de papel, guantes de plástico y un centavo” como protección
Robert era amado por su familia y considerado por sus colegas y conocidos como una persona muy preocupado por la salud y el cuidado a los demás.
Para muchos, su vocación fue su gran debilidad pues su entrega lo llevó a convertirse en una de los más de 35 trabajadores de NHS que han muerto en Reino Unido a causa del coronavirus.
“No tenía equipos de protección individual. Al principio dijo que no tenía nada. Pero Gareth, pagó el precio final. Sí, estamos enojados ¿Por qué enviarías a un soldado al frente sin equipo de combate? Es impensable”, dijo Janette Leonard, amiga del enfermero.
Roberts se había jubilado en el 2015, después de 40 años al cuidado de los pacientes en diferentes hospitales alrededor de Cardiff y Vale.
Su último turno lo pasó en el Hospital Llandough en la capital galesa, pero desde que inició la crisis del coronavirus en su país sintió que era momento de regresar al ruedo y ayudar a atender a los infectados.
La señora Leonard fue amiga de Roberts desde la infancia y tuvo mucha cercanía con su familia. Esta mujer relató que el hospital llamó a Linda, la esposa de Roberts, alrededor de las 3 de la madrugada a su casa para que pudiese despedirse de su esposo.
«Llamaron a Linda a las tres de la mañana y le dijeron: ‘Se va, ven aquí’. Así fue como pudo acompañarlo. Su hermana desde la sala me decía que lo extrañaría diciendo: ‘Vamos, podemos hacer esto juntos’. Así era él: un tipo genuino y encantador», recordó Leonard.
La amiga de la familia Janette Leonard.
Roberts, de Aberdare, en el sur de Gales, fue padre de Ceri y Dean y abuelo de Zac, de 16 años, a quien él y Linda habían criado después de que su hijo Dean falleciera hace 11 años.
Todos sus conocidos lo apreciaban, por esa razón se ha creado una campaña de recaudación de fondos a su nombre para ayudar a la familia con los gastos funerarios.
Aunque están conscientes de que entrar al frente de batalla contra el coronavirus fue una decisión propia del abnegado enfermero, el mayor reclamo es contra el sistema por no proteger al personal.
“Tenía una máscara de papel y guantes de plástico de un centavo. Bueno, eso está bien si estás haciendo sándwiches, pero no cuando vas a atender a las personas con la enfermedad», expresó Leonard.
Cada día son más los sanitarios que entregan sus vidas para salvar la de extraños con un escaso equipo de protección y Roberts se convirtió en uno de estos mártires, comparte esta noticia y envíale a su familia tus palabras de condolencia ¡Descansa en paz héroe!