Después de que el pasado 31 de diciembre surgiera en la República Popular China el brote del virus del COVID-19 o coronavirus, hoy en día se sabe que uno de los principales vectores de la infección se expandió en los numerosos conciertos masivos que continuaron suscitándose, a pesar de que el mundo ya había entrado en un estado de alerta.
En uno de estos espectáculos conocido como el “Vive Latino”, en Ciudad de México, capital del país azteca, un guardia de seguridad adscrito al Sistema de Seguridad Ciudadana e identificado como el policía segundo Efraín Santillán Morales, falleció a consecuencia de la letal infección por la exposición a la que se encontró sometido durante el multitudinario evento.
“Desde nuestra institución, hacemos llegar nuestras condolencias a todos los familiares y amigos de Efraín y estamos a su entera disposición para lo que sea necesario. Paz a sus restos”, se leyó en un mensaje público enviado por la dependencia de seguridad capitalina.
A Efraín Santillán Morales le costó la vida la demora del gobierno de su país en establecer medidas de confinamiento ante la pandemia
En los días posteriores al concierto, el hombre comenzó a presentar tos seca, vómitos y diarrea, sin embargo, en ese momento los médicos desestimaron la gravedad de su condición, le extendieron una licencia médica e incapacidad laboral por 14 días, eso sí, aislándolo bajo el protocolo establecido por las autoridades de salud.
Poco después, en el Hospital General Zaragoza del Issste y a pesar de haber recibido una rápida atención médica, ya la suerte de Efraín estaba echada, había sido diagnosticado con coronavirus y los vecinos del sector Nápoles, donde patrullaba, ya no le volverían a ver rondando sus calles.
Fue un diagnóstico fatal
“Después del evento, Efraín comenzó a sentirse mal y decaído. Lo ingresamos en el centro de salud y dio positivo a COVID-19 en tres de las cuatro pruebas que le fueron realizadas”, aseguraron sus familiares.
Asimismo, a través del comunicado las autoridades aseguraron que no se han presentado casos adicionales de contagio en otros elementos de la fuerza policial mexicana, sin embargo, la realidad es que los propios agentes temen por sus vidas.
El Vive Latino no se suspendió a pesar de las advertencias de salud mundiales
Según reportan los uniformados, las medidas de seguridad que brinda el gobierno son mínimas, y ofrecen muy pocas garantías para preservarlos de un muy probable contagio por el trabajo que desempeñan y que les exige permanecer vigilantes en las calles.
Los agentes son los primeros en entrar en contacto con las personas procedentes de países de riesgo y, según denuncian, están desprotegidos frente a la amenaza. Hablan de escasez de material y de su obsolescencia. También de falta de formación.
Por eso, exigen una reunión urgente con sus superiores, con el objetivo de establecer una evaluación pormenorizada a los agentes más expuestos. En concreto, hablan de escasez de mascarillas, guantes y gel hidroalcohólico para aquellos puestos más sensibles.
Policías, personal sanitario, bomberos y todos aquellos trabajadores esenciales piden además que se refuercen los protocolos ante los casos de personas hospitalizadas por el coronavirus, revisando los mecanismos de detección precoz, algo que, hasta ahora ha sido descartado por algunos gobiernos.
Si bien es cierto que se han tomado correctivos, de una manera más radical y contundente en unos países que en otros, quienes ocupan el poder no pueden seguir ciegos y sordos ante los requerimientos legítimos de todos estos ciudadanos que deben permanecer lejos de sus casas.
Ya es tiempo de que los gobiernos entiendan que el trabajo de las fuerzas de seguridad, así como el de toda la red sanitaria, implica peligro, son los primeros en enfrentarse cara a cara con el riesgo del contagio.
Es más, tan solo en España ya son 700 agentes los que están infectados. Si no se toman medidas, ¿cuántos más habrá que contar?
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