Ryan Gibbons tenía sólo 12 años cuando perdió la vida a causa de una afección bastante común como el asma, en muchos casos la gente subestima el peligro de esta enfermedad que puede ser letal.
Este pequeño descrito como un buen hijo por su madre sufrió una crisis asmática en la escuela y no tuvo a la mano su inhalador pese a las advertencias hechas por la mujer a los directivos de la institución.
El 09 de octubre de 2012, el joven de Ontario, Canadá, estaba jugando con sus compañeros de clases durante el recreo cuando sus vías respiratorias se comenzaron a hinchar, estaba sufriendo un episodio asmático pero su inhalador no se encontraba cerca.
El inhalador que contenía el medicamento para evitar la inflamación de las vías respiratorias de Ryan había sido decomisado y se encontraba en la oficina del director. Todo esto, pese a las constantes advertencias de la madre, Sandra Gibbson, al personal de la escuela.
«Le daría un inhalador, pero después lo atraparían con el inhalador y luego se lo quitarían«, dijo Sandra Gibbons, quien incluso había llevado una nota médica a la escuela.
Parece algo de sentido común que los niños asmáticos tengan al alcance de la mano su medicina pero esto fue eludido por las autoridades escolares y dio pie a un trágico desenlace. Sandra aún recuerda ese día como si fuese ayer.
«Recibí una llamada telefónica. Así que en realidad fue muy frustrante. No entendí por qué. No me di cuenta de que la política realmente establecía que el medicamento recetado tenía que estar en la oficina«, dijo la afligida madre.
Después de perder a su hijo, Sandra se dedicó a luchar porque su partida no pasara desapercibida y decidió denunciar el caso ante los entes correspondientes para lograr un cambio en las ordenanzas escolares.
Sandra ya había sufrido una lamentable pérdida y no quería que ninguna otra familia pasara por la misma situación.
Tras años de lucha y una ferviente campaña, esta madre logró que el gobierno de Ontario promulgara una ley que ordena a las autoridades escolares permitir que los estudiantes lleven consigo sus inhaladores.
La lucha de Sandra ha dado resultado y la ordenanza lleva el nombre de Ryan Gibbons en memoria del niño de 12 años.
La decisión fue bien acogida por todos pues es bien sabido por los médicos que incluso el sólo saber que no tienen su inhalador cerca produce estrés y agudiza los ataques de asma en los niños.
«No sólo sus desencadenantes realmente afectan sus pulmones, sino que el estrés de no tener el medicamento disponible puede exacerbarlo y empeorarlo», dijo Rob Oliphant, presidente y CEO de la Sociedad de Asma de Canadá.
En este país al menos uno de cada cinco niños sufre de asma, así que la Ley Ryan Gibbons realmente podría salvar la vida de más de un infante.
Los esfuerzos de Sandra han valido la pena y esta ha sido la menor manera de honrar a su pequeño. Aunque el inhalador de Ryan llegó demasiado tarde ahora son muchos los niños que tienen el suyo al alcance de la mano.
Qué triste que para que tomaran consciencia sobre una política inútil y peligrosa haya tenido que morir antes de tiempo un niño inocente. Es admirable la labor que hizo su madre en medio del dolor, compártela.