Con casi setenta vacunas en la fase de prueba, científicos de todo el mundo intentan hallar la cura para detener la pandemia que tantas vidas inocentes ha cobrado. Pero mientras esto sucede, miles de personas siguen dando una dura batalla para recuperarse de la enfermedad aunque pocos lo logren.
Tal es el caso de la joven de 21 años Katie Horne, quién perdió la vida a causa del coronavirus después de negársele la posibilidad de recibir un trasplante de hígado.
A principios de marzo, Katie del condado de West Sussex, Inglaterra, ingresó al Hospital Princess Royal en Haywards Heath a causa de una afección hepática grave. En ese momento se hizo evidente que la trabajadora de una guardería necesitaba un trasplante de hígado con urgencias.
Katie debía puesta en una lista de espera con prioridad debido a la gravedad de su condición pero el contagiarse de coronavirus fue una especie de sentencia de muerte que terminó por quitarle la vida y ha dejado destrozada a su familia.
La joven fue transferida al Hospital King’s College de Londres, donde esperaría por su trasplante. Sin embargo, al dar positivo al COVID-19 no fue puesta en la lista de por espera por un donante.
En sólo 12 días, la joven alegre y con futuro brillante padeció los dolores de su afección y las complicaciones que le produjo contagiarse de coronavirus.
Katie Horne falleció el pasado sábado 11 de marzo y se convirtió en una más de las 15.464 muertes por coronavirus en Inglaterra aunque en su caso existía una condición preexistente.
“Es una gran tristeza que tengamos que informar a todos los amigos de Kate que lamentablemente falleció esta mañana a las 5:45 de la mañana por su enfermedad, y las consecuencias del coronavirus.
Ella será amada por siempre y estará en nuestros corazones”, escribió en Facebook el novio de Katie, Jamie Carter.
Para muchos su caso ha despertado gran polémica, pero en Gran Bretaña todos los donantes de órganos son evaluados para detectar coronavirus y de igual forma ocurre con los pacientes infectados. Estos trasplantes se suspenden para minimizar el riesgo de contagio.
Desde que esta normativa entró en vigor el 31 de marzo, el NHS ha evitado que algunos órganos esenciales para salvar la vida de algunos pacientes sean trasplantados a receptores y de este modo detener la propagación del virus.
Aunque la familia de Katie se encuentra “destrozada por su muerte”, han entendido la dificultad por la que atraviesan los médicos bajo estas condiciones de pandemia.
Por tales motivos no creen tener el derecho de reclamar a nadie por la muerte de la joven pero sí han querido compartir su historia y hacer un llamado de atención a todos.
“Si alguien necesitaba algo, siempre podía contar con Kate siempre estaba ahí. Estaba tan llena de vida y feliz.
Simplemente no podemos creerlo, estamos absolutamente devastados porque ya no está. La gente necesita entender cuán serio es esto”, dijo Emma, la hermana de Katie.
Aunque esta situación sea realmente dolorosa, lamentablemente la escasez de trabajadores del NHS y la falta de camas de cuidados críticos están han provocado que los hospitales suspendan los procedimientos; así que muchos pacientes corren el riesgo de sufrir el mismo destino. Sólo el control de la pandemia podría dar un giro repentino a esta amarga realidad.
Nos unimos al dolor que embarga a esta familia y acompañamos a Katie en oraciones, comparte esta noticia y muéstrales a todos esta amarga realidad ¡El cielo ha ganado un ángel, descansa en paz Katie Horne!