El panorama desolador del Covid, desde sus inicios a fines del 2019, sigue estremeciendo al mundo. No se trata ya solo del nivel de contagios y la mortalidad, sino que además el colapso sanitario es tal, que en muchos países se cuentan por cientos los pacientes que mueren suplicando una cama, como el caso de la joven argentina de 22 años, Lara Arreguiz.
Tristemente, Lara no es la única víctima mortal. Nabila Sadiq, una profesora de 38 años de la India, ha pasado por el mismo calvario, murió de Covid después de rogar por una cama en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), que pudiera salvarle la vida.
Nabila era una docente muy activa en Twitter que nunca se cansó de alzar la voz
Su padre, Mohd Sadiq, de 86 años, vive un drama desgarrador. Apenas 10 días antes de la partida de su amada hija, falleció también su esposa Nuzhat, de 76 años, a causa del virus.
Y él también resultó infectado; milagrosamente no murió, pero se encuentra en confinamiento en su casa. Aunque confiesa que el dolor que siente no lo deja vivir.
En una entrevista, el pobre anciano reconoció ser ahora «un cadáver andante». Solo mira las fotografías que tiene en casa y exclama:
«Yo creí que mi hija sobreviviría. Ahora todo lo que tengo son recuerdos. Creo que amaba más a su madre y se fue con ella, dejándome solo aquí».
Nabila, que era docente de la universidad Jamia Millia Islamia, en Nueva Delhi, desde fines de abril no dejó de denunciar en Twitter la indignante situación por la que atravesaba el país.
«Demasiadas muertes de conocidos en un solo día», «Gente demasiado joven y conocida muriendo por falta de oxígeno. Todos los días me despierto con una noticia de muerte. Demasiado para el estado mental. ¿Cuándo terminará esto?», «A este ritmo moriremos todos», fueron algunos de sus tuits.
Hasta que el 4 de mayo alarmó a todos sus seguidores con su insistente súplica: «¿Alguna cama de UCI disponible? Es para mí».
Tras ser rechazada en 3 hospitales diferentes, Nabila finalmente fue admitida en el Hospital Fortis, de Faridabad, pero ya era demasiado tarde. Sus pulmones estaban colapsados, su nivel de oxígeno cayó en picada al 32% y ya no respondía a ningún tratamiento.
Nabila falleció a las 11 de la noche del pasado 17 de mayo
Su madre había muerto el 7 de mayo, pero nunca se lo dijeron para evitarle ese dolor.
Sus colegas de la universidad, por su parte, se encuentran muy devastados con su injusta partida. «Ella ayudó a mucha gente durante la pandemia», dijo una amiga.
«A diario recibía cientos de llamadas de los profesores, familiares y amigos preguntando por su salud. Nadia sabía qué hacer. Incluso le decían que sus padres la extrañaban, con la esperanza de que se recuperara. Pero el 15 de mayo por la noche le pusieron un respirador».
Otro caso más con un lamentable y doloroso final por culpa de los malos gobiernos, un sistema colapsado, y un virus que no perdona edad, ni raza, ni condición. Nos duele pensar en el pobre anciano que queda solo en la vida. ¡Comparte esta noticia!