Margaret Sarr es una mujer de 71 años de edad, originaria del Reino Unido. Cuando en noviembre de 2002 viajó por primera vez de vacaciones a Gambia, en África, con su entonces marido, poco podía sospechar de lo que le depararía el destino.
Fue ahí cuando conoció a Samba, un hombre 23 años menor a ella y aunque estaba casada, sintió una química indescriptible como nunca antes. No hace falta decir que dejó a su marido para empezar lo que ella creyó sería una aventura de amor.
Cuando Margaret conoció a Samba creyó que era el hombre de sus sueños.
Ella apostó todo por ese amor, pero tristemente al cabo de 20 largos años descubrió que todo se trató del mejor teatro montado por Samba para conseguir la nacionalidad británica y una vida en el Reino Unido.
Ni la gran diferencia de edades, raza y culturas supuso un obstáculo para que ella dejara de luchar por él.
Margaret recuerda que cuando sintió ese flechazo y todavía seguía casada con su antiguo marido, decidió viajar más veces a África por su cuenta. Fue entonces cuando su pareja empezó a sospechar de que lo engañaba con Samba, y el divorcio fue un hecho.
Ella, ya libre de compromisos, no tardó en volar a Gambia para unirse en matrimonio con el que creía era el amor de su vida.
Samba trabajaba como carpintero, y apenas le alcanzaba para mantenerse. Pero una vez a su lado, ella decidió organizar una lujosa boda, que la pagó ella por entero. Como era de suponer, nadie de su familia acudió, ya que se oponían a esa unión.
La vida junto a Samba no fue más que gastos, por lo que los ahorros de toda su vida fueron para él. Incluso le ayudó pagando todos los trámites legales para su estancia en el Reino Unido.
Una vez que consiguió los papeles, se instalaron en Machynlleth, en Gales, pero ella cuenta que en ese mismo instante, la relación cambió por completo. Samba no quería que los vieran juntos en la calle y tras soportar que la sociedad no los aceptara, decidieron trasladarse a otra población, donde Margaret tuvo que alquilar una propiedad.
Lo que implicó que ella tuviera que trabajar de nuevo a tiempo completo en el hospital,mientras Samba permanecía en la casa sin hacer nada, tendido en el sofá.
Por si fuera poco, Samba la obligó a poner la propiedad valorada en más de 100.000 euros a nombre de él, y Margaret descubrió que le era infiel y que además tenía 2 hijos con su amante.
Ella soportó todo ese calvario amparada en lo que sentía por él y las excusas que él le daba, hasta que en 2012 se cansó y se separó, pero Samba ya había conseguido lo que quería: ya tenía la ciudadanía británica.
Margaret quedó destrozada y en medio de la disputa por tratar de recuperar la propiedad en la que se endeudó. Ahora sólo quiere que su historia se difunda por el mundo para que otras mujeres de su edad sepan que este tipo de engaños existen. De hecho, su abogado, ha confirmado que casos como el de Margaret son pan de cada día.
Comparte esta historia con tus amigos para que muchas mujeres sean advertidas de lo que puede suponer embarcarse en relaciones con personas desconocidas.