Una celebración para despedir a un empleado de muchos años, nos hace pensar que decirle adiós dejará en el ambiente de trabajo una nube de nostalgia y tristeza que invadirá los corazones de quienes formaron parte de su equipo.
Fue el caso de Freia Daid, una mujer con Síndrome de Down, que trabajó por 32 años en un McDonald’s de Needham, Massachusetts y decidió dejar ese puesto de trabajo que ha sido parte de su vida.
Freia vive en The Charles River Center, un centro que ofrece formación y soluciones habitaciones y de empleo a 1.000 personas aproximadamente entre niños y adultos. Es un hogar para las personas con discapacidad que apoya y fomenta su inserción en la sociedad para su óptimo desarrollo físico, emocional, profesional y personal.
El centro de comida rápida donde trabajó Freia fue uno de los primeros socios de negocios de este centro de formación.
Para despedir a esta gran empleada, que supo cómo ganarse el cariño, el respeto y la admiración no solo de sus compañeros de trabajo sino de sus clientes, realizaron una fiesta que se llevó a cabo el 29 de agosto del año pasado.
Asistieron mas de 100 personas que quisieron abrazar a esta gran mujer.
Ella se inició en 1984 y su desempeño fue cada vez mejor. ¡Con un compromiso muy admirable!
Esta celebración fue un día muy emotivo, inundado de recuerdos, lágrimas de alegría y agradecimiento a un gran ser humano, una mujer trabajadora que siempre mantuvo una gran sonrisa en su rostro.
Mucha gente la recuerda, niños que hoy son adultos y que fueron atendidos por esta mujer. Algunos comparten la opinión de que en Los Ángeles no existen patatas que puedan competir en sabor con las que fueron supervisadas por Freia.
¡Definitivamente que ese toque de amor, alegría y vocación de servicio marcaron una gran diferencia!
Aunque ya ha pasado un tiempo desde su retiro, son interminables los recuerdos que tienen los clientes y a muchos de ellos le hubiese gustado haberse tomado un momento para conversar con ella y agradecer su generosa sonrisa.
Ella tiene un mérito ganado por su excelente trabajo, nunca dejemos de dar ese extra que nos permite marcar la diferencia, aprender y dejar huellas en los corazones de nuestro equipo.
Comparte esta historia, no olvidemos que en este paso por la vida debemos dejar un legado, porque lo único que permanecerá con nosotros es el amor que hemos sembrado en el camino.