El trabajo de protección y rescate de animales no es fácil. Quienes se dedican a esta increíble tarea saben que muchas veces no es tan simple como denunciar a quienes maltratan y luego recuperar a los animales.
En la mayoría de los casos, son meses y años de batallar con los sistemas judiciales hasta ver finalmente a los culpables acusados y los animales viviendo una vida normal y sana. Quizás uno de los casos más emblemáticos es el de Teresa Paradis y Neptune, un caballo que vivió más de 10 años encerrado en un granero de Southwick Farm, en Northfield, Estados Unidos.
Teresa es la fundadora de la asociación de rescate y conservación de animales Live and Let Live Farm Rescue, de New Hampshire, Estados Unidos, y la primera vez que vio a Neptune fue en octubre del 2003, cuando rescató a dos caballos que estaban en la granja y que su dueño decidió entregar.
Las condiciones en que encontró a estos dos caballos y a Neptune eran mucho peor de lo que había imaginado, el granero era desastroso, apestaba a orina y mugre, los animales estaban sucios y todo el lugar era un oscuro basurero. En lugar de vidrios había plásticos y el piso estaba cubierto de fertilizantes y excremento, además su estructura estaba a punto de collapsar.
“El granero era una pesadilla a puertas cerradas” contó Teresa a The Dodo, contrastando con la belleza de la propiedad.
Este es el interior del granero donde estaban los caballos.
En ese día del 2003 Teresa no pudo llevarse al resto de los caballos, pero nunca se olvidó de Neptune, que con sus ojos celestes y su pelaje blanco la enamoró. “Desde ese día recé y peleé todo lo que pude para sacarlo de ahí”.
Pero ese día llegó el 6 de junio del 2014, cuando finalmente pudo rescatar a Neptune y a otros cuatro caballos que hasta ese día sólo conocían la vida dentro del sucio granero.
Normandy, uno de los caballos rescatados, en su nuevo hogar.
Normandy y Patton en su nuevo hogar, felices y sanos.
Esta es Rosie con su nueva amiga Dutchess.
Durante todo ese tiempo trataron de acusar a Bert Southwick, el dueño de la propiedad, de abuso y negligencia, pero debido a su buena reputación en el pueblo no habían podido hacerlo.
Patton y Neptune no podían acostumbrarse a tener tanto espacio para moverse luego de una década de vivir dentro de un pequeño y sucio granero.
Al poco tiempo Neptune comenzó a socializar con otros caballos. Aquí lo vemos con Nico.
Teresa se dedicó a la recuperación de todos los caballos. Aquí trabaja con Churchill.
Normandy y Patto pronto comenzaron a notar la diferencia de vivir en un lugar apropiado.
Todo el equipo de Live and Let Live Farm Rescue trabajó para la recuperación de los caballos.
Aquí podemos ver las heridas que tenía Rosie en sus cascos.
Sin embargo, los caballos no eran de Southwick, que sólo aseguró haberles dado alojamiento. Neptune, Patton y Churchill, todos machos, le pertenecían a una mujer llamada Joanie Osgood. Mientras que Rosie the Riveter, una hembra, y Normandy, otro macho, pertenecían a un hombre llamado Harold Kelley.
Finalmente los dueños fueron citados por la Justicia y la asociación pudo rescatar a los caballos.
Esta es Joanie Osgood en la corte, cuando fue acusada de abuso y maltrato animal.
La adaptación de los animales fue muy difícil. Teresa contó que estaban aterrorizados y que no querían salir del horrible lugar, donde vivieron por más de una década y pasaron meses hasta que se adaptaran a su nueva vida. Normandy no dejaba que la gente se le acercara y entraba en pánico si alguien lo tocaba.
Parece mentira, pero Churchill y Patton tuvieron que aprender a vivir en espacios amplios.
Teresa tenía que alentarlos a correr para que fortalecieran sus músculos.
Pero no sólo estaban maltratados psíquicamente, también su salud estaba en peligro. Patton tenía parásitos, capas de tierra y excremento se habían acumulado en sus patas y cascos, generando una infección que lo mantenía en constante sufrimiento.
Todos los caballos estaban tan sucios que olían a aceite quemado y orina, y sus pelajes estaban muy sucios. Cuando estuvieron en el refugio no sabían que hacer con tanto espacio y luz, y les costaba socializar con otros ejemplares.
Churchill en su nuevo y espacioso hogar.
Los caballos iban a transitar un largo camino hasta su recuperación, pero el equipo de Live and Let Live Farm Rescue y Teresa estaban listos para ello. La Justicia condenó a los anteriores dueños por abuso animal, Kelly se declaró culpable el año pasado mientras que a mediados de mayo de este año Osgood fue encontrada culpable de tres cargos de abuso animal y espera su sentencia.
Con tiempo y paciencia los caballos lograron rehabilitarse y finalmente disfrutan de la vida que les corresponde.
“Neptune está como si hubiera encontrado el paraíso” cuenta Teresa, que además se muestra orgullosa del avance que han realizado con los animales, Churchill ahora deja que lo monten y todos parecen haber perdido el miedo a los humanos.
El trabajo que han realizado desde Live and Let Live Farm Rescue es realmente ejemplar, y si quieres ayudarlos puedes ingresar a este link para donar a la organización.
¡Ayúdalos y comparte la historia para que todos sepan de su valiosa labor!