Actualmente los centros de fertilidad les ofrecen alternativas a las parejas conformadas por mujeres que quieren participar en el proceso de maternidad. En algunos casos una aporta su óvulo y la otra es quien lo gesta en el interior de su útero.
De esta manera las dos están involucradas en el proceso de convertirse en madres, pero también existe un método llamado “maternidad compartida”, que fue el seleccionado por Jasmine Francis-Smith, de 28 años, y su esposa Donna, de 30.
En la clínica London Women’s Clinic ofrecen una opción pionera en la que la mujer que dona su óvulo es también la que lo incuba dentro de su matriz durante las primeras 18 horas después de la fertilización.
Este procedimiento de la fase inicial que suele ejecutarse en un laboratorio se hace dentro del útero de la mujer.
Una vez cumplidas las 18 semanas el embrión es transferido a la otra mujer que lo gestará en su vientre durante los nueve meses de embarazo.
El ginecólogo especialista en reproducción asistida Fernando Neuspiller explicó: “Esta técnica permite la fecundación y el desarrollo temprano del embrión en el útero materno mediante una cápsula, en lugar de hacerse en el incubador de un laboratorio, como se realiza actualmente en los procesos de Fecundación in Vitro (FIV)”.
Kamal Ahuja, gerente y director científico a cargo del caso de este bebé que estuvo en el útero de sus dos madres, resaltó que es el primer nacimiento en el mundo con maternidad compartida.
La técnica que aplicaron en Jasmine y Donna se llama “Fertilización In Vivo Natural o AneVivo”, que fue creado por la empresa suiza Anecova.
El método consiste en la introducción de los óvulos y espermatozoides unidos en un dispositivo intrauterino para que la fecundación y el posterior desarrollo embrionario se produzca dentro del útero.
Después, se extrae el dispositivo y proceden a seleccionar los mejores embriones que serán introducidos de nuevo en el útero materno.
“La cápsula mide menos de un milímetro de diámetro, y hay cientos de minúsculas aperturas para facilitar la comunicación entre el embrión y su entorno”, explicó el doctor Nauspiller.
En esta técnica, durante las primeras horas la fecundación y el desarrollo del embrión se hace en un medio natural, aportando condiciones de luz, temperatura y nutrientes idénticas a las que tendría si hubiera sido concebido naturalmente.
Pero, además, permite involucrar a los padres en el proceso y que mujeres como Jasmine y Donna puedan decir que ambas tuvieron a su hijo en un momento en el útero.
A Donna le extrajeron un óvulo que se fecundó en el laboratorio con esperma del donante. Posteriormente lo implantaron en su útero para que lo incubara y después, transferirlo al útero de Jasmine, quien lo gestó hasta el día del parto.
“Todo el proceso fue una experiencia increíble, obtuvimos todo lo que queríamos”, dijo Donna.
“Estamos contentas de que haya funcionado tan bien y de que la información esté disponible para otras familias. Esto podrá ayudar a otras personas en el futuro: ambas nos involucramos en el proceso, ninguna sintió que la otra tiene un vínculo más fuerte con su hijo”, agregó Donna.
El doctor Neuspiller aclaró que, al incubarse los embriones en el útero, el tratamiento tiene un costo mucho menor que el método tradicional. Aunque es menos efectivo que las opciones que se ofrecen en las clínicas de fertilidad.
El caso de Jasmine y Donna ha dado mucho de qué hablar en las redes, compártelo.