Michael Coyne es un joven con autismo que ha trabajó duro por muchos años para lograr hacer realidad sus sueños. Desde muy corta edad fue diagnosticado con autismo, trastorno por déficit de atención, hiperactividad y bipolaridad. Para muchas familias esto sería suficiente para perder la esperanza, pero su madre sabía que su hijo llegaría muy lejos.
“Es un ser humano como cualquier otro. Una vez que lo conoces te das cuenta de eso”.
Coyne ha ganado importantes premios como atleta en las Olimpiadas Especiales y participó en un programa de Hospitalidad para ayudar a cuidar a los más necesitados.
A pesar de sus maravillosos logros, Coyne ha tenido que aprender una dura lección. Vivimos en una sociedad que no está dispuesta a hacer fácil la vida de las personas como él. Cuando alcanzó la edad necesaria, Michael comenzó a buscar trabajo.
“Nadie quería darme trabajo. La gente como yo sólo quiere una cosa: queremos integrarnos”.
Acudió a incontables entrevistas pero en todas recibía una respuesta negativa. No hay nada más devastador que sentirse constantemente rechazado, pero el joven Michael no estaba dispuesto a dejar que algo así lo detuviera.
En cuestión de un par de meses encontró la solución: si nadie estaba dispuesto a darle trabajo, él crearía su propio negocio y se convertiría en el ejemplo de inclusión que tanta falta hace en la sociedad.
“Lo que más me gusta de este café es que funcionamos como una comunidad”.
Tomó clases de Negocios en el Centro de Discapacidad del Desarrollo de Rhode Island y los resultados fueron maravillosos. En menos de un mes pasó de ser estudiante a ser la cabeza de un café que fundó gracias al apoyo de su madre.
Michael inspiró a un grupo de personas con autismo a fundar una tienda de manualidades frente al café.
Red, White and Brew es ahora un exitoso local que tiene la política de dar empleo a personas con capacidades especiales. Michael no quiere que nadie más tenga que pasar por esa devastadora situación que él enfrentó en tantas entrevistas de trabajo.
“Como padres, nosotros vemos el enorme valor que tienen. El problema es que vivimos en un sistema donde son constantemente etiquetados y deben enfrentar muchas barreras para seguir adelante”.
Sheila, su madre, se encuentra muy orgullosa de lo lejos que ha llegado Michael. La vida para los chicos con condiciones como las de Coyne no es nada fácil; pero ella pasó muchos años enseñándoleque merece una vida completamente normal igual que cualquier otra persona.
No dudes en compartir el testimonio de este joven que demuestra que todos tenemos las mismas oportunidades.