Algunas veces los niños son capaces de dar respuestas más sensatas que los propios adultos, ellos tienen una percepción de las cosas que a nosotros se nos escapa, atareados con la cotidianidad y responsabilidades de la vida.
Cuando en el programa «Pequeños gigantes» de México le hicieron una pregunta «sencilla» a un niño, este contestó de una forma que nadie esperaba, después de esto, la gente no nada daba crédito a lo que acababa de decir, no porque fuera malo, sino todo lo contrario.
Este pequeño se llama Rogelio Cruz, solo tiene años y padece el Síndrome de Wiskott Aldrich, dicha condición le impide a su cuerpo producir adecuadamente las plaquetas que el cuerpo necesita para mantener con buen funcionamiento el sistema circulatorio.
La conductora del programa le hizo una pregunta, ¿Quién es Dios?, Rogelio contestó: «Para mí Dios es alguien que me cuida mucho, alguien que nos protege a todo el mundo de los temblores… y lo que pido es que mi mamá ya no llore de mi enfermedad»
La petición que hace todos estos días este pequeño lo conmueve tanto a él y a todos alrededor, porque lo único que necesita es tener un poco de esperanza de que todo va a salir bien.
No se trata de un mensaje religioso lo que hay detrás de todo esto, sino de la realidad por la que pasan muchas familias y niños, cuando estos pequeños están enfermos, solo quieren saber que sí pueden salir adelante.
Los niños notan el sufrimiento de sus padres e intentan ser valientes pero saben, en el fondo que les da miedo toda esa situación y eso habla de valentía, de coraje, eso es lo que realmente se esconde detrás de las palabras de este niño.
El vídeo de este pequeño ha conmovido a millones de personas alrededor del mundo que se han unido para desearle lo mejor y que logre recuperarse de su enfermedad. Con su gesto tan noble nos regala una importante lección de esperanza y de cómo hacer frente ante las adversidades de la vida.
A pesar de que el niño está sufriendo mientras lucha contra su afección se preocupa por el bienestar de su madre porque siente el dolor de cada lágrima que derrama por él, su amor no tiene límites.
Esta historia merece ser compartida sin importar las creencias o religiones de cada uno, para poder comprender mejor la fe de los niños que se enfrentan a una dura batalla.