A pesar de todas las normas de seguridad y del mantenimiento constante que un parque de diversiones debe tener para evitar accidentes que pongan en riesgo la vida de sus visitantes, son muchos los imprevistos que pueden ocurrir en lugares de esta naturaleza y que convierten un día de descanso y disfrute en una tragedia.
Esto fue justamente lo que sucedió en «The Wave», un parque acuático ubicado en Dublin, California, que acababa de abrir sus puerta por primera vez cuando, 90 minutos después de la gran inauguración, un niño de 10 años salió volando de uno de los toboganes más grandes del parque.
Se afirma que en las instalaciones de «The Wave» se invirtieron aproximadamente 43 millones de dólares.
En horas de la mañana todo parecía ir viento en popa, y en pocos minutos ya los toboganes se habían llenado de todos aquellos que asistieron para disfrutar de una buena dosis de adrenalina y diversión. Sin embargo, justo después del mediodía algo escalofriante ocurrió: un niño fue arrojado estrepitosamente de un tobogán de 3 pisos hacia el concreto.
El chico se deslizó al menos un metro por el suelo, lo que le produjo una serie de golpes y rasguños en la espalda.
Por suerte, el chico no sufrió ninguna herida de gravedad y se pudo poner de pie rápidamente. Sin embargo, un testigo que presenció el accidente comentó que el niño fue sacudido con mucha fuerza.
«Yo estaba parada allí, vi cómo fue sacudido, pero parecía estar bien. Fue llevado de inmediato a la sala de primeros auxilios y allí lo atendió el personal», explica Linda Smith, asistente del ayuntamiento de Dublin.
Los padres del chico también estaban presentes cuando este evento desafortunado ocurrió. Sin embargo, decidieron no llamar a la policía y encargase ellos mismos de llevarlo al hospital.
Luego del estrepitoso accidente, el «Emerald Plunge», como llaman al tobogán del que salió disparado el niño y el «Dublin Screamer», que está a su lado, fueron cerrados por el resto del día.
Expertos se encuentran evaluando el tobogán donde ocurrió el accidente.
Por su parte, voceros de «The Wave» alegan que el parque recibió un permiso que certifica que los toboganes son seguros y que pueden ser utilizados, incluido el «Emerald Plunge», cuya caída tiene un ángulo de 80 grados.
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Asimismo, los oficiales del parque explican que se siguieron todas las normas de seguridad, incluido el límite del altura. Sin embargo, a pesar de que se les indica a las personas que suben al tobogán que deben mantener los brazos y las piernas cruzadas, el niño que sufrió el accidente iba con las piernas separadas.
Este lamentable incidente de Dublin ocurrió casi un año después de que un niño también de 10 años resultara decapitado cuando salió volando del Verruckt, un famoso tobogán de agua de Kansas City, e impactó sobre una barra de metal. Su nombre era Caleb Thomas Schwab y murió el 7 de agosto de 2016.
A pesar de que el Verruckt medía más de 51 m de altura, el Estado no lo había inspeccionado desde su inauguración, dos años antes del fatídico accidente.
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Un pequeño descuido puede costarle la vida a alguien, sobre todo cuando se trata de un parque de diversiones, donde la fuente de la diversión es, justamente, exponerse de manera controlada al peligro. Por esta razón es fundamental que tanto los encargados de cada parque, como el Estado, se encarguen de garantizar que la seguridad de los visitantes sea la prioridad.
Es importante que, antes de acudir a lugares como estos, tomemos en cuenta cuánto se sabe sobre las últimas inspecciones y mantenimientos que se han realizado. Comparte esta noticia con todos tus conocidos para que ellos también estén atentos.