Los niños son los seres que más ternura nos inspiran, quisiéramos que todos pudieran tener las mismas oportunidades y acceso a educación, y sobre todo un hogar lleno de amor, cariño y protección.
Pero tristemente, la realidad que nos rodea es totalmente otra. Muchas familias son obligadas a hacer cosas, que por más alarmante que sea la indigencia en la que viven, jamás entenderemos ni justificaremos.
El trabajo infantil es una de las lacras sociales más injustas a la que se enfrentan muchos países
Es el caso de un pequeño que vivía en la alcaldía de Iztapalapa, en Ciudad de México. En vista de la dura situación familiar, ni siquiera pudo vivir la cuarentena a la que tenía derecho debido al coronavirus. En su lugar, se vio obligado a salir a trabajar para llevar algo de dinero a su hogar.
Se trataba de un adolescente de 16 años, que acostumbraba a vender tamales, café y pan, para a ayudar al sostenimiento de la economía familiar.
¡Una dura situación que rompe el corazón a cualquiera!
Pero la mañana del pasado martes, el destino lo sorprendió con la más dolorosa tragedia, arrebatándole la vida, y con eso, sus pocas ilusiones y gran sueño, el de algún día ser alguien en la vida y seguir ayudando a sus papás como pudiera.
Los hechos sucedieron en el barrio Leyes de Reforma, sobre el Eje 5 Sur, a la altura de Eje 5 Oriente, en la avenida Rojo Gómez.
El menor conducía su triciclo, como de costumbre, en el que llevaba bebidas calientes, pan y tamales, cuando de pronto un camión distribuidor de agua potable impactó contra su frágil medio de transporte.
Inmediatamente, salió proyectado varios metros, producto del fuerte impacto, perdiendo la vida al instante.
El responsable del brutal accidente, al darse cuenta de lo sucedido, se dio a la fuga, pero afortunadamente fue detenido apenas unas calles más adelante, por la fuerza policial del Sector Abasto-Reforma.
El lugar fue acordonado ante la impactante escena y acudieron de inmediato los Servicios de Emergencia para socorrer al adolescente que yacía en la vía, pero lamentablemente sólo constataron que ya había fallecido.
La escena era absolutamente desgarradora: su triciclo volcado con toda la comida que pensaba vender desperdigada por el suelo, y el pequeño sin vida.
Peritos de la Fiscalía General de Justicia se presentaron también para el levantamiento del cuerpo según el protocolo.