«Él no es el hijo que quería, pero fue el hijo que Dios me dio», así define la trabajadora social Leinimar de Farias Cruz su nueva maternidad. Esta mujer es ahora la feliz madre de un pequeño al cual ninguna institución quería por sus severos problemas de salud.
Leni, como la llaman sus amigos, conoció a Paulo Henrique en el hospital en el que el pequeño nació de forma prematuro. La institución está ubicada al en la Zona Oeste de São Paulo (Brasil), y la mujer prestaba servicio allí.
El niño nació después de que su madre adicta a estupefacientes sufriera una sobredosis cuando estaba embarazada de siete meses. En ese momento los médicos decidieron practicar una cesárea para salvar a la criatura.
El pequeño Paulo nació muy débil con broncodisplasia pulmonar, una enfermedad multifactorial caracterizada por cambios en la función respiratoria de los recién nacidos debido a la prematuridad, así como problemas cardíacos y retraso del crecimiento.
Debido a todo esto, el niño permaneció en el hospital por más de un año.
Después de esto, el pequeño comenzó un viaje por diez refugios del estado y Leni prestó expresa atención a su cuidado. Ella se hizo responsable de administrar el GTT (tubo gástrico) donde se alimentaba. Era el único niño en el refugio que necesitaba atención médica.
“Me di cuenta de que me aferraba mucho a él y traté de alejarme porque no tenía condiciones económicas o emocionales para enfrentarlo en mi vida. Fue entonces cuando renuncié y comencé a visitarlo los fines de semana”, recuerda Leni.
El pequeño fue transferido a un refugio para niños con necesidades especiales pero Leni consiguió una autorización para poderlo visitar y quedarse con él los fines de semana. Cada domingo resultaba una completa pena, Paulo escondía su mochila para no regresar a la casa hogar.
El niño ahora tiene 5 años y, aunque principio fue diagnosticado con dificultades de habla, Leni descubrió que sí podía comunicarse sólo que no lo hacía por falta de incentivo. En ese momento la mujer decidió comenzar con los trámites para su adopción.
Leni se había encariñado mucho con el pequeño y sabía que sólo ella podía darle a Paulo la vida y el hogar que merecía.
“Allí en mi corazón estaba segura de que era mi hijo. No tenía idea de cómo me haría cargo de él, despertando a las 4:50 de la mañana para trabajar, volviendo al final del día, sola y sin ayuda de nadie. Recuerdo haberle dicho a Dios que si me traía a Paulo, que lo hiciera quedarse conmigo también”, relató Leni.
Durante el proceso, Paulo enfermó de gravedad y fue internado en UCI con una neumonía grave. Durante ese tiempo Leni estuvo siempre a su lado y a medida que el niño fue mejorando también iban llegando las buenas noticias.
Finalmente, la adopción de Paulo se concretó en marzo de este año y desde entonces el pequeño está viviendo en casa con la trabajadora social. En estos meses, Paulo ha aumentado de peso y su salud y animó mejoró considerablemente.
Su tubo GTT fue reemplazado con una sonda nasal, menos invasiva, y el niño ya aprendió sus primeras palabras: «papá y mamá».
Después de darse a conocer su historia, el empleador de Leni decidió trasladarla a una oficina más cercana para que pueda compartir más tiempo con el niño. Su arrendador también se animó a ayudarle y ha reducido su alquiler. Paulo no ha traído más que bendiciones y buenas noticias a la vida de Leni, a pesar de todas las dificultades que ambos pudiesen atravesar.
Antes de irte comparte esta historia y demuéstrale a tus conocidos pese a las situaciones tan trágicas, las buenas personas como Leni siempre están listas para cambiar realidades. Comparte e inspira.