No importa cuánto leamos, escuchemos o veamos, la naturaleza nunca deja de sorprendernos. Esta vez es el turno de un insecto muy particular: los anisópteros, mejor conocidos como libélulas.
Y es que la técnica que han desarrollado las libélulas hembras para evitar que los machos de su especie las molesten por el sexo es, ciertamente, impresionante: estas maestras del engaño fingen su propia muerte cayendo del cielo y permaneciendo inertes en el suelo.
Gracias a su cuerpo frágil y a sus alas largas y delgadas, las libélulas son uno de los insectos más veloces.
Una investigación realizada por el zoologo de la Universidad de Zurich, Rassim Khelifa, evidenció por primera vez cómo los odonatos (insectos carnívoros en el que se incluyen las libélulas y los caballitos del diablo) fingen la muerte como una táctica para evitar el apareamiento.
Khelifa estuvo recolectando huevos de odonatos en los Alpes suizos para realizar experimentos sobre cómo la temperatura puede afectar las larvas. Pero durante los dos veranos que estuvo en esta región, notó también un comportamiento muy inusual en las libélulas hembras de la especie Aeshna juncea.
Esta especie es nativa del Poliártico; es decir, de Irlanda a Japón y del norte de Norte América.
«Mientras estaba esperando en un estanque cerca de Arosa, fui testigo de cómo una libélula se lanzaba a la tierra al ser perseguida por otras libélulas. La que chocó contra el suelo era una hembra y allí permaneció inmóvil y bocarriba», explica Khelifa.
El científico pensó que esta libélula se encontraba inconsciente o incluso muerta, pero, para su sorpresa, luego de que el macho se fuera, ella continuó su vuelo como si nada hubiese ocurrido.
«Permanecer volteadas es una postura atípica para las libélulas».
Wikipedia
Existen solo otros 4 casos más de animales que fingen su propia muerte registrados por la ciencia, en los que se incluyen dos especies de asílidos (una especie de mosca), la mantis religiosa y las especies de arañas Pisaura mirabilis, cuyos machos fingen su muerte para evitar ser asesinados después de aparearse.
En sus observaciones, Khelifa apuntó que las libélulas hembras llegan a los estanques donde los machos las esperan para copular. Cuando se encuentran en pleno vuelo, los machos las interceptan para irse a aparear a algún lugar cercano.
A diferencia de varios machos de otras especies de libélulas que velan por sus hembras, los Aeshna juncea abandonan a sus parejas luego del acto sexual, dejándolas por su cuenta llevando los huevos, sin brindarles ningún tipo de protección.
Asimismo, futuras observaciones demostraron que mientras mas competencia masculina hay por conseguir una pareja, más fingen las libélulas hembras su propia muerte.
Khelifa considera que este comportamiento propio de la Aeshna juncea se debe a la exaptación; es decir, la adaptación a unas determinadas condiciones, puesto que fingir la muerte ya existía en el repertorio conductual de las libélulas, solo que estas hembras del páramo expandieron dicha táctica de anti-depredación para evitar la coerción masculina.
El origen de esta exaptación es, probablemente, el conflicto sexual en el que cada sexo adopta estrategias reproductivas de la manera en que le sea más conveniente para garantizar su supervivencia y su éxito reproductivo.
British Dragonfly Society
A pesar de que se trata de una estrategia peligrosa, fingir la muerte parece ayudar a las libélulas hembras a vivir más tiempo y a producir más descendencia al evitar la coerción masculina. Una táctica que ha capturado la atención de los investigadores del comportamiento animal debido a su particularidad y que deja muy claro el punto de estas hembras sobre el acoso sexual de los machos.
¡Impresionante la actuación de estas libélulas! Comparte esta curiosidad con tus amigos y familiares, los dejarás boquiabiertos.