Una de las parejas con mayor desparpajo y que, sin lugar a dudas, ha hecho tambalear los cimientos, otrora discretos, de la Real Familia de Inglaterra, han sido Meghan Markle y su consorte, el príncipe Harry, hijo menor de la también controversial unión entre Lady Diana Spencer y Carlos de Inglaterra.
Y es que, en una intervención en el famosísimo programa de la periodista estadounidense, Oprah Winfrey, esperada durante décadas, el matrimonio reveló detalles escabrosos de la vida de la monarquía, puertas adentro.
Enjugándose las lágrimas, de la mano de su esposo, Markle aseguró que el estrés de la vida real la hizo perder a su bebé a los cinco meses de gestación. Además, encendió aún más a la opinión pública al aseverar que a su hijo se le negó el título de príncipe y seguridad, tan solo por ser ella de raza mestiza.
La duquesa de Sussex le dijo a Oprah que un pariente de Harry le preguntó a este qué tan oscuro sería su hijo por nacer del vientre de Meghan, alegando que sería un “problema” para la institución de la realeza, «La firma» como ella le llama.
Pero, antes de esas graves acusaciones de racismo, de esa manifestación de intolerancia que dicen haber sido propulsadas por el arcaico sistema de la monarquía, la expareja real también decidió hacer del conocimiento de todos que están prontos a ser padres de una niña.
“Sabía que ya no quería estar viva. Y ese era un pensamiento constante muy claro, real y aterrador. Recuerdo cómo me acunaba. Dije que necesitaba ir a algún lugar para obtener ayuda. Nunca me había sentido así antes, y necesito ir a algún lado, pero me lo negaron”, afirmó Markle.
También, Meghan denunció que, una vez que se acercó a la Familia de Buckingham, perdió de vista su pasaporte y cualquier tipo de documento de identificación, incluso las llaves de su auto. Pasó a ser casi una sombra deambulando entre los pasillos del Palacio, sumida en una angustia constante.
Confesó que, de no haber sido por la decisión de Harry de viajar a Los Ángeles, Estados Unidos, y radicarse en esa ciudad, la situación entre los muros de Palacio hubiera terminado por causar grandes daños a la salud emocional de ambos.
“Harry también dijo que se sintió muy decepcionado por su padre, el príncipe Carlos, acusándolo de negarse a atender sus llamadas y después de dejarlo sin ingresos económicos, una vez que emigramos”, añadió la exestrella de Suits.
Por otro lado, revelaron que se casaron 3 días antes de la boda televisada, el arzobispo de Canterbury casó a la pareja en una ceremonia sin invitados. Megan arremetió una vez más contra el cuento de hadas que la firma creó, ya que de la boda oficial dio a entender que no era más que un show. La actriz, eso sí, dijo de la reina: “Siempre fue encantadora conmigo”.
Si bien, no se sabe aún a ciencia cierta si la Reina Isabel presenció la más extraordinaria y esclarecedora entrevista desde que Diana habló con Martin Bashir de la BBC, en 1995, Meghan dijo, como colofón, que su cuñada Kate la hizo llorar por los vestidos para las niñas encargadas de llevar las flores, antes de su boda.