En los últimos años, los ataques con ácido se han convertido en una alarmante «tendencia» en varios países de Oriente como Bangladesh, Pakistán, la India y Afganistán. No obstante, también se han presentado casos de hombres lanzándole ácido, normalmente sulfúrico o nítrico, a mujeres en Estados Unidos, España y Londres.
Aunque si bien en Occidente este tipo de agresión no es común, en Colombia los ataques con ácido han ido cobrando cada vez más y más víctimas. Las cifras son desgarradoras: según Medicina Legal, entre el 2004 y el 2016, se registraron 1.151 ataques, sin siquiera mencionar los casos que no fueron denunciados. Y entre este número de víctimas, se encuentra Consuela Córdoba, una mujer que preparaba su eutanasia cuando conoció al papa Francisco.
En el año 2000 la ex pareja de Consuela, Dagoberto Esuncho, le arrojó ácido en la cara y el cuerpo. Aún hoy esta pobre mujer desconoce la razón por la que fue violentada de esa manera y, aunque su agresor no duró más que un mes en la cárcel, desde entonces su vida se ha convertido en un verdadero tormento.
Consuela necesita colocarse unos tubos especiales en sus fosas nasales para poder respirar con un poco menos de dificultad, quedó ciega de un ojo, perdió la nariz y una oreja por quemaduras, solo puede consumir comida líquida y se ve obligada a colocarse una malla tanto en el cuerpo como en la cara para cubrir sus cicatrices y así prevenir infecciones.
«Solía tener una dentadura perfecta… Yo era muy bonita, pero ahora estoy destruida», afirma Consuela.
Como la mayoría de las víctimas de ataques con ácido, a Consuela no le es posible obtener empleo. Por esa razón, vive de la caridad y recurre todos los días al mercado municipal donde pide limosna y recibe una que otra ayuda de los comerciantes que allí se instalan.
La situación de Consuela, hoy de 51 años, parecía no poder empeorar… hasta que recientemente le fue diagnosticada una infección en el cerebro. Fue entonces cuando su espíritu comenzó a flaquear; simplemente ya no podía más.
Claro que pensé en suicidarme, de hecho, he considerado quitarme la vida 3 veces. Me repito a mí misma ‘¿para qué vivir?#8217; con una vida así, qué sentido tiene».
Desesperada, Consuela se decidió por la opción de la eutanasia, una práctica que se considera legal en Colombia. La fecha de su muerte se pautó para el 29 de septiembre y ya se estaban realizando los arreglos para su funeral. Pero todo cambió repentinamente gracias a la intervención del Papa Francisco.
Así como lo lees. El pasado jueves, Consuela se dirigió a la sede de la Nunciatura Apostólica, donde se estaba alojando el Papa, con la intención de explicarle los motivos por los que había solicitado la eutanasia y pedirle su bendición para, finalmente, morir en paz.
Consuelo nunca confió realmente en que existiera la posibilidad de reunirse con el Papa, pero estando allí en la fila, esperando pacientemente, un agente de seguridad la tomó por el brazo y la llevó delante del Pontífice.
«Le dije que quería morir», cuenta Consuela. Pero Francisco le contestó de la manera más sincera posible: con un fuerte abrazo. Además, le dijo que ella es una mujer «muy hermosa y valiente» y que no había manera en la que él pudiese aprobar su decisión de quitarse la vida.
Tras el encuentro con el Papa, la esperanza volvió a iluminar la sonrisa de Consuela. Ahora ella quiere vivir, continuar luchando y demostrándole al mundo de qué está hecha. «Voy a decirle al doctor que gracias por la inyección, pero que mejor se la aplique a otro», afirma.
La historia de Consuela ha dado la vuelta al mundo y tocado miles y miles de corazones. Así, la vida de esta luchadora hoy se pinta de colores y son muchas las personas que se han ofrecido a donar dinero para futuras operaciones. ¡Aplausos para ti Consuela, eres un verdadero ejemplo de lucha!
¿Sabías que el ácido sulfúrico y el nítrico pueden ser comprados incluso por Internet? ¡Esta situación tiene que parar YA! No aceptamos una víctima más. Corre la voz y comparte esta noticia.