Se supone que toda persona debe confiar en su médico de cabecera pero estos al igual que cualquier humano pueden equivocarse, sólo que un simple error de ellos puede tener un alto costo en la vida de sus pacientes.
Por eso una madre de 20 años y asistente de ventas de Hatfield, Hertfordshire, ha decidido contar su historia y alertar a las personas sobre la importancia de buscar siempre una segunda opinión.
Su nombre es Lois Parker y en abril del 2018 acudió a su médico de confianza para tratar unos fuertes dolores de espalda que la estaban atacando.
En ese momento, el profesional le dijo que se debían a una inflamación en el nervio ciático. Sin embargo, Lois no quedo convencida e inició una investigación rápida en Internet en donde encontró algunos portales en los que recomendaban realizarse un escaneo para descartar cualquier otra afección de mayor gravedad.
A partir de allí, Lois decidió acudir a un segundo chequeo con un médico diferente y tras un estudio se encontró un crecimiento en su pelvis que necesitaba una biopsia. En ese instante la sra. Parker, madre de Lexi, de 2 años, comenzó a prepararse para lo peor.
En septiembre de ese mismo año recibió el temible diagnóstico, Lois padecía de un raro cáncer llamado neuroblastoma. Este ataca a niños menores de 5 años y la tercera causa de muerte en los niños con cáncer.
Pero algo no coincidía pues la mujer tenía 19 en ese momento, así que el diagnóstico inquietó a los doctores.
Se cree que afecta sólo a uno de cada 2 millones de adultos, según Neuroblastoma UK y Lois era ese 1 en 2 millones.
“Me preparé mentalmente para todo y desde entonces supe que no tenía más remedio que luchar contra lo que se avecinaba. Se confirmó que tenía cáncer a fines de agosto, pero no estaban seguros del diagnóstico preciso», expresó Lois Parker.
Después de cinco meses de sufrir intensos dolores que le impedían caminar correctamente, la joven madre había recibido el peor de los diagnósticos e inició de inmediato con su tratamiento.
No había mucho tiempo que perder pero el neuroblastoma de Lois se estaba en etapa cuatro, lo que significa que el cáncer se ha diseminado severamente por su cuerpo.
«No tenían idea de por qué había desarrollado el cáncer de un niño; todos estaban tan conmocionados», dijo Parker.
La naturaleza agresiva del cáncer obligó a los médicos a iniciar en menos de una semana con el tratamiento. Sra. Parker ha pasado por varias sesiones de quimioterapia y radioterapia; además, de un trasplante de médula ósea e inmunoterapia.
«No lloré, tengo la esperanza de que ganaré. La convivencia con el cáncer es mejor que perder una batalla contra él. Las probabilidades estaban en mi contra, así que querían que el tratamiento comenzara de inmediato”, aseveró la paciente.
Además del duro tratamiento por el cual ha atravesado, Parker también ha sufrido complicaciones graves, como sepsis neutropénica, herpes zóster, infecciones y celulitis.
La sra. Parker también perdió la oportunidad de convertirse en oficial de policía, pues no logró completar las pruebas necesarias antes de su diagnóstico.
Este cáncer se desarrolla a partir de células nerviosas inmaduras que se encuentran en varias áreas del cuerpo, más comúnmente en la pelvis y el abdomen.
Aunque es poco común en los adultos hay una posibilidad de que una persona madura también lo desarrolle, por eso Parker decidió dar a conocer su caso: “Mis ojos se abrieron al recibir el diagnóstico, debo usarlo para beneficiar a alguien más”.
No te vayas sin compartir este caso en tus redes. Esta información puede despertar la curiosidad de algún paciente promover un diagnóstico oportuno.