La vida muchas veces nos sorprende con pruebas muy difíciles de superar, son experiencias llenas de dolor que dejan un vacío en el corazón que es ocupado por una nostalgia que se apacigua aprendiendo a vivir de nuevo.
Es el caso de Alyssa y Justin Young, quienes se enamoraron desde que eran unos adolescentes y lamentablemente les tocó vivir el dolor de la pérdida de su hija Scarlett, a quien pudieron sostener en sus manos por tan sólo 2 horas después de su nacimiento.
Al conocer la noticia de su embarazo esta pareja saltó de alegría y no pudieron contener la emoción de saber que en tan solo meses tendrían en sus manos el fruto de su amor.
Lo que nunca se imaginaron, y es que nadie lo hace, es que sólo podrían abrazarla dos horas de su vida para dejarla partir.
Ellos comentaron que desde que se conocieron sabían que estaban enamorados y que querían pasar el resto de su vida juntos.
Aunque eran muy jóvenes, casi inmediatamente hablaron de casarse y llenar el hogar con las más grandes bendiciones: sus hijos.
Comenta Alyssa que de pronto algo en su interior le dijo que necesitaba hacerse una prueba de embarazo. Siguiendo su intuición se realizó el examen y la dejó en una esquina de la cocina pidiendo a Dios que la respuesta fuera positiva.
Cuando observó los resultados no pudo contener las lágrimas de alegría.
El embarazo de Alyssa fue como un sueño que ya era parte de su realidad. Sin embargo, la alegría se vio un poco opacada por la preocupación cuando el equipo médico les notificó que se trataba de un embarazo de alto riesgo.
Alyssa, tenía algunas condiciones especiales que fueron consideradas desde el inicio del periodo de gestación. Ella sufría de parálisis cerebral y diabetes tipo 2.
Los controles de rutina fueron muy rigurosos para garantizar que la bebé recibiera todo lo que necesitaba para su crecimiento.
La bebé fue concebida en junio del 2016 y todo iba bien hasta finales de septiembre. El día 28 de este mes, con 19 semanas y 6 días, le realizaron una ecografía de rutina y Scarlett estaba en perfectas condiciones. Su peso era de 0,396 kilos y la frecuencia cardíaca de 131. Alyssa sentía una inmensa alegría y orgullo.
Sin embargo, el instinto de esta madre vuelve a tocar su corazón, pero esta vez para decirle que algo no estaba bien. Ella dijo que sintió dolor durante la ecografía, pero no le prestó mucha atención al malestar.
Durante el embarazo se producen tantos cambios físicos y hormonales que identificar el dolor a veces resulta complicado.
Pero este dolor se fue incrementando hasta convertirse en un malestar pélvico y estomacal muy fuerte, casi insoportable. Así que ella fue llevada de emergencia cuatro días después en su ciudad natal, ya no se trataba solo del dolor sino de un pequeño sangrado.
Los médicos indicaron que la bebé estaba bien y la enviaron a casa. Esta pareja reconoce que sintió un gran alivio. Agradecieron a Dios por el diagnostico que habían recibido, el cual había sido confirmado por su obstetra.
A pesar del instinto que tenía Alyssa, ella confió en los médicos ya que ninguno había mostrado estar preocupado. Ella no dejaba de rezar todo el día pidiendo que todo saliera bien.
Una semana después Alyssa fue trasladada a la sala de obstetricia. Cuando llegaron, las enfermeras se preocuparon porque ella se sintiera cómoda. Una vez instalada el obstetra de guardia le realizó un examen y les notificó que estaba sufriendo de Incompetencia cervical, que es la incapacidad del cuello uterino de retener el embarazo y el cuerpo entra en trabajo de parto.
El tratamiento para este padecimiento se basaba en una opción con consecuencias secundarias. Se trataba de un procedimiento para cerrar el cuello uterino, pero esto llevaría al mínimo las probabilidades de un nuevo embarazo.
Los médicos le suministraron magnesio para ayudar a prevenir la dilatación del cuello uterino. El ultrasonido que le realizaron aseguró que la bebé era una niña perfectamente sana y hermosa.
Lamentablemente, la dilatación del cuello del útero no se detuvo.
Alyssa relató que ese día entraron a verla temprano y le volvieron a practicar otro ultrasonido, el cual arrojó que para ese momento ya tenía 5 centímetros de dilatación. Era un indicio que ya Scarlett estaba a punto de salir del vientre de su madre.
Alyssa tenía en su pecho una mezcla de sentimientos que indudablemente quebrantaban su esperanza de tenerla con vida y poder abrazarla. Las únicas palabras que salían de su boca eran «lo siento».
Ella sintió como su hubiese fracasado, en sentimiento de culpa la abordó y es como si le hubiese fallado a su esposo y a su hija.
Esta pareja no paraba de llorar y rezar por el bienestar de su pequeña. Llamaron a sus familiares y amigos cercanos para notificarles la difícil situación que estaban pasando.
Alyssa recordó que el cuarto del hospital estaba lleno de amor y oraciones. Scarlett nació con 20 semanas y 5 días y sólo sobrevivió 2 horas.
Mientras esta madre la sostenía con sus brazos ella jadeaba para respirar. El amor que desbordaba a este corazón que tenía su mayor bendición en brazos sabía que inexplicablemente debía dejarla ir.
Los padres de la pequeña le susurraron palabras de amor y el más sincero «Te amo» para despedirse de su princesa que lamentablemente tuvo que partir tan pronto.
El amor mezclado con el dolor esta madre logró decirle que estaba bien dejarla ir. Realmente es una terrible sensación. Todos los presentes se abrazaron para encontrar la fuerza ante tan grande dolor.
Alyssa decidió compartir su historia para ayudar y mostrar su solidaridad a otras madres y familias que viven esta terrible experiencia. Su propósito es lograr es crear conciencia sobre la pérdida de un hijo a causa de la incompetencia cervical, aborto involuntario o la muerte fetal.
Comparte esta historia con tus amigos y familiares como apoyo al propósito de esta madre que sabe realmente el dolor de una perdida tan terrible como esta.