Los padres no dudan en hacer de todo por darles lo mejor a sus pequeños. Pero nadie imagina que una hija sea capaz, no solo de no valorar tanto sacrificio, sino de engañar y estafar a su madre, para satisfacer sus caprichos.
Es el polémico caso de Merve Bozkurt, una joven de 25 años, de Antakya, Turquía. Ella fingió haber conseguido un cupo en la Universidad de Oxford, para así exigirle a su madre, Gulseren, que no tenía ni un céntimo, que le enviara dinero para sus gastos.
De esta manera obligó a la humilde mujer de 57 años, a que se dedicara a vender flores en un cementerio durante años, con el solo fin de que financiara su vida en secreto, y la joven jamás tuvo una pizca de compasión.
Le hizo creer a su madre que necesitaba dinero mientras estudiaba Medicina en la prestigiosa Universidad
Pero increíblemente, Merve ni siquiera tenía un pasaporte y no había salido del país, mientras trabajaba como agente inmobiliario en Estambul.
Debido a que la inspiradora historia de superación de la madre, esforzándose por sacar adelante a su hija, era llamativa, no tardó en llegar a los medios locales. Y como bien dice el dicho, «más rápido cae el mentiroso que el ladrón», Merve fue descubierta en su engaño tras la investigación que hizo una cadena de televisión.
Cuando Gulseren contó su historia en una entrevista junto a su hija, rápidamente conmovió al país entero, consiguiendo que muchas personas le ofrecieran donaciones, e incluso la posibilidad de una beca para Merve.
La joven, por su parte, tuvo el descaro de decir que quería ser neurocirujana después de graduarse de Oxford. Y confesó sentirse muy orgullosa por todo lo que su madre hacía por ella: «No desperdiciaré los grandes esfuerzos de mi madre, y la honraré».
«Planta flores sola, las recoge y las vende aquí, y a veces va a la montaña a recogerlas. Mi madre nos quiere mucho. Lo somos todo para ella y ella lo es para nosotros», declaró Merve.
Gulseren, además, reveló que su esposo trabaja cuando puede, pero que se le hace difícil encontrar trabajo estable. Es por eso que lucha por vender de sol a sol para pagar los presuntos estudios de Merve.
«Si una persona goza de buena salud, trabajar es lo mejor que puede hacer. Es bueno gastar el dinero que gano en mis hijos. No es vergonzoso trabajar en estos trabajos; es una pena tener necesidad cuando puedes trabajar. Me encanta trabajar», dijo la mujer.
Pero poco tardó en salir la verdad a la luz, y se descubrió que no existía ninguna estudiante con ese nombre en la Universidad de Oxford.
Fue entonces cuando la joven, al verse desenmascarada, pidió disculpas públicas:
«Me siento muy mal porque hice daño a mi madre. Me inventé una historia. Hice que todos creyeran esta historia, incluyéndome a mí. En realidad estuve trabajando en una inmobiliaria en Estambul todo este tiempo», concluyó Merve.
Es realmente indignante que la propia hija no haya tenido la mínima consideración con su madre, sabiendo todos los sacrificios que hacía día a día, bajo el sol, para costear sus caprichos. Ella debería pagar por lo que hizo, ¿no lo crees? ¡Comparte!