«Ojo los de barrio, dio positivo»–Lo engañan de que tiene coronavirus y lo humillan en las redes

Tomás Duarte es un joven de 26 años de edad, que en medio del pánico por resultar contagiado del coronavirus, fue víctima de una pandemia peor que la COVID-19, una que no se cura y que destruye corazones: el chisme y la crueldad.

Tomás vive con su padre en el barrio Empalme Graneros, al noroeste de Rosario, Argentina

El pasado 21 de marzo empezó con fiebre alta y otros síntomas relacionados al coronavirus. Llamó al Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES), le dijeron que irían a hacerle el test de COVID-19 en su domicilio. Como vive en una avenida, le hicieron el procedimiento en la acera, todos los vecinos y transeúntes vieron todo y entraron en pánico al sospechar que tuviera el virus.

Tomás decidió por cuenta propia aislarse por precaución para no contagiar a su padre. Al día siguiente recibió una llamada de número desconocido.

“Me preguntaron si yo era Tomás Duarte y me dijeron que llamaban para informarme que el test había dado positivo para coronavirus y que tenía que quedarme aislado, tomar paracetamol y llamar a todas las personas con las que había estado para ver si tenían síntomas”, relató Tomás.

Ya suficientemente preocupado por el resultado, toma su teléfono y ve como uno tras otro le empiezan a llegar mensajes con graves amenazas e insultos en sus redes. Alguien había decidido investigar sus perfiles sociales y descubrió que Tomás había estado de viaje en Estados Unidos.

Las ofensas venían porque alegaban que «había sido un irresponsable» al no permanecer en cuarentena al volver de ese país, y haber querido contagiar a todos.

Tomás también tenía un restaurante, un negocio familiar muy conocido en el barrio. Los agravios llovían tanto en sus redes personales como en las del local.

“Yo te compré, h.d.p, comió toda mi familia”, decía uno de los mensajes.

Pronto se dio cuenta que una publicación con su foto y un escandaloso mensaje ya se había vuelto viral y estaba siendo compartida por miles de personas en cuestión de segundos.

«Ojo para los del barrio… No lo conozco pero por si acaso. PRECAUCIÓN. Dio positivo en el coronavirus», rezaba el mensaje que corrió como la pólvora en las redes. «Como si yo fuese un monstruo», sentencia el joven.

Esta imagen se compartió casi 5.000 veces en un solo perfil de Facebook

La verdad era que Tomás sí había viajado, pero en octubre de 2019. Habían iniciado una campaña de difamación en su contra y estaba desolado, por lo que subió una historia diciendo que estaba cumpliendo la cuarentena.

Tuvo que cerrar todas sus redes, y ya estaba pensando en cerrar el negocio. «Me decían que si era negativo les mostrara un certificado porque los había expuesto a todos. Me estaba por explotar la cabeza”, cuenta Tomás.

Tras días de ese martirio, llama al Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (CEMAR) para preguntar si tenía que seguir tomando paracetamol. Es entonces cuando le dicen que sus resultados todavía están en el laboratorio y que ellos nunca le habían llamado antes.

Después le confirmaron que el resultado para coronavirus era negativo, lo que Tomás tenía era anginas y no había mejorado porque no tomó antibióticos para eso. Entonces descubrió que la primera llamada fue la peor patraña de un engaño en su contra, pero para eso ya había más de 24 audios dando vueltas, imágenes y mensajes con amenazas que les llegaban a sus tíos y a su padre. Estaba desesperado.

“Me llegó tu foto y la tengo que subir para cuidar a los demás, entiéndeme”. Claro, pensó él, “¿y a mí quién me entiende?”.

“Me parece muy grave. Le llega a pasar a alguien que tiene depresión y puede hacer cualquier cosa. Te pueden echar del trabajo, no sé, las consecuencias de un escrache pueden ser gravísimas”, reflexiona Tomás.

Tomás decidió contar su historia porque se dio cuenta que no era el único, muchos más estaban siendo víctimas de hostigamiento por el pánico a ser contagiados. «Vi más gente preocupada por compartir mis imágenes que por cómo me encontraba».

En esta publicación de Instagram resume su indignante historia de acoso y las medidas legales que emprenderá en contra de los culpables.

“El escrache es una ofensa al honor, a la privacidad y a la intimidad. Estas agresiones, te haya dado positivo o negativo el test, también pueden configurar una conducta delictiva”, explica el abogado de Tomás, Gastón De Baere.

«Si la gente empieza a tener síntomas y no se anima a llamar para que le hagan el test por miedo a que los vecinos lo vean y termine en escrache ponen en riesgo a esa persona y a toda la comunidad”. 

Juan Bautista Mahiques, titular del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, advierte a la población que denuncie estos casos, porque tristemente abundan, más de lo que muchos creen.

Comparte esta noticia con tus amigos, la gente puede ser muy cruel. Suficiente pánico tenemos que enfrentar ante la crisis actual como para tener que soportar el acoso por un tema tan delicado. ¡Levantemos la voz!

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