La imaginación e inocencia de los niños en ocasiones pueden convertirse en algo contradictorio e incluso peligroso para los menores. Más de un padre de familia ha tenido que ir a urgencias con su hijo en brazos, después de que este intentara algún truco peligroso que había visto en la televisión o en Internet.
Hay chicos que sufren fracturas en su intento por volar como Superman o quemaduras al ver que no pueden controlar el fuego como lo haría su superhéroe favorito y en el caso de Rhiley Morrison no fue diferente.
Este escolar de 12 años debió ser sometido a una operación de emergencia, tras ingerir más de 50 bolitas magnéticas con la esperanza de convertirse en una especie de imán humano.
Pero sus sueño de poseer un súperpoder quedó frustrado y, al contrario, ganó un gran susto para él y su familia quienes estaban realmente preocupados por su integridad física.
Estos objetos no son un juego.
Morrison de Prestwich, Greater Manchester, Estados Unidos, se sintió decepcionado cuatro días después de haber tragado los imanes y ver que no habían surtido ningún efecto aparente en su cuerpo. Pero el joven tampoco los había expulsado de forma natural, así que se preocupó.
Ante su incertidumbre el chico terminó por hablar con su madre acerca de lo sucedido. Para evitar cualquier regaño, Rhiley le dijo que había tragado sólo dos bolitas magnéticas por accidente pero una vez en el hospital no hubo manera de sostener la mentira.
Paige Ward, madre del joven, acudió al hospital y quedó en shock cuando los médicos revelaron la cantidad de imanes que tenía su hijo.
A través de una radiografía los profesionales de la salud contaron al menos 30 trozos magnéticos y resultaba evidente que no podían haber llegado allí por accidente.
«Me quedé atónita, me quedé sin palabras cuando escuché el número que se había tragado”, dijo Paige.
La situación era delicada, los médicos temían que alguno de los objetos quemara un órgano o algún tejido de gran importancia y la vida del menor resultara comprometida.
Ante este panorama, Rhiley fue intervenido de emergencia en una cirugía que tomó más de 6 horas pero en la que se le pudo remover cada uno de los imanes.
Cuando terminó la cirugía, los médicos habían extraído 54 bolitas del cuerpo del pequeño. Aunque la madre no podía creer lo sucedido era la peor travesura que ha hecho su hijo.
“A Rhiley le encanta la ciencia, le encantan los experimentos, finalmente admitió ‘Traté de pegarme imanes, quería ver si el hierro se pegaba a mi vientre mientras los imanes estaban adentro’. Es tan tonto, pero él es un niño y eso es lo que hacen los niños. También pensó que sería divertido verlos salir por el otro lado», relató la madre.
Rhiley tiene Trastorno de Deficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), además de autismo. Por esa razón Paige decidió compartir su historia con otros padres y advertir sobre los peligros de estos juguetes.
«No quiero que otros niños o padres pasen por eso. Cuando lo hizo, pensé que era sólo él, simplemente había sido tonto y lo había hecho, pero el cirujano dijo que ven esto todo el tiempo. Los imanes no son juguetes, no deberían venderse como juguetes”, dijo la madre.
Después de su cirugía, Rhiley pasó 10 días sin poder moverse sin vomitar un líquido verde causado por una fuga intestinal; tampoco pudo comer ni ir al baño. Actualmente sigue bajo recuperación y su amorosa mamá continúa a su lado.
Nadie pensaría que un chico pueda hacer esto pero son cosas que suceden, comparte esta historia y que el mensaje de esta mujer llegue a todos los padres del mundo ¡Comparte, tu acción puede prevenir una tragedia!