No me imagino el terror que sintió este joven de 19 años al vivir una de las experiencias más escalofriantes de su vida cuando despertó de una siesta con la sorpresa de que un oso le estaba mordiendo la cabeza. Sí, un oso.
El protagonista de esta historia es Dylan, un adolescente de 19 años que se encontraba en un campamento en el bosque en Glacier View Ranch, a 80 kilómetros al noroeste de Denver, en Colorado, Estados Unidos.
Mientras dormía el pasado domingo escuchó un fuerte sonido que lo estremeció, un crujido, y se trataba de un oso que pretendía atacarlo y se disponía a morder su cabeza.
Él reaccionó de una forma muy valiente a pesar del grave peligro que representaba esta situación y peleó contra el animal alertando a sus compañeros que entre todos lograron ahuyentar al oso del lugar.
Cerca dormían los campistas de 12 y 13 años de edad, pero afortunadamente no fueron afectados.
¡Qué susto! El campamento era de supervivencia, seguro que esa anécdota será el mejor ejemplo de cómo salir ileso de un ataque eminente como el que sufrió este chico de manera inesperada.
Después de pedir ayuda, los miembros del personal del campamento vinieron a tratar de empujar al oso y afortunadamente solo fue una experiencia aterradora en la que nadie resultó gravemente lesionado.
Dylan sufrió heridas en la cabeza y en la frente causadas por el roce de los dientes del animal.
El joven relató: “El sonido del crujido fueron sus dientes chocando contra mi cráneo”, el oso lo arrastró casi cuatro metros.
Generalmente los osos pardos no reaccionan con agresividad, pero recientemente, de acuerdo a información de los medios de comunicación, se han registrado ataques hechos por esta especie.
Incluso días antes del incidente de Dylan, una mujer que paseaba sus perros fue atacada por un oso en un bosque de Idaho Panhandale. El mes pasado, también se conoció que dos personas murieron tras ser atacadas por osos pardos en Alaska.
Patrick Cooper, un adolescente de 16 años fue asesinado por un oso pardo después de extraviarse y llegar a una carretera montañosa al sur de Anchorage.
Los osos pardos defienden a sus crías y han pateado y mordido generalmente a aquellas tiendas de campaña que tienen comida dentro.
A pesar de esto, los oficiales del parque investigaron las posibles causas del ataque y no encontraron ningún alimento que podría haber atraído al oso hasta el lugar donde dormía Dylan.
Las autoridades han colocado unas barreras en el área, y seguirán con la búsqueda del oso con la ayuda de perros especializados.
En Colorado hay aproximadamente 18.000 ejemplares de osos pardos, esperemos que puedan vivir con tranquilidad en su hábitat natural sin ninguna amenaza que les produzca la necesidad de atacar para defenderse.
Es muy importante no estar expuestos al peligro, no acercarnos a los animales salvajes, nuestra conducta puede tener consecuencias fatales.
No es recomendable alimentarlos, ni tocarlos, ni desplazarlos a la fuerza a otro lugar. ¡Compártelo!