Las escuelas pueden ser consideradas las cunas de la educación pero la realidad es que en estos espacios académicos tiende a existir un sector de la población que, en ocasiones desprotegido, ni siquiera tiene la oportunidad de educarse o convertirse en profesionales.
Las personas encargadas de la limpieza, cocineros o porteros en ocasiones son la antítesis de eso que la academia representa y de esta realidad no escapaba Ozeilto Barbosa de Oliveira, de 43 años, quien debió dejar sus estudios cuando era un adolescente de 16.
Ozeilto ha trabajado como portero durante 8 años en el Centro Educativo Charles Darwin en Jardim da Penha, Brasil. Se convirtió en padre a muy temprana edad y esto lo obligó a abandonar sus estudios, pero en esa misma institución en la que encontró trabajo también halló una puerta abierta para retomar su educación.
«Una secretaria de la escuela vino a mí y me dijo:» Ozeilto, ¿qué tal si vuelves a la escuela? «Le dije que no, pero ella insistió y me presentó a la EJA», explicó.
El ambiente estudiantil despertó en el portero el gusto por la educación y, aunque un poco tímido en principio, el hombre retomó sus estudios.
El año pasado pudo graduarse de secundaria y unas jóvenes se han convertido en parte esencial de su progreso.
Las alumnas Bárbara Rocha, de 20 años, Débora López, de 19, y Ramona Uliana, de 21, siguieron de cerca los esfuerzos de Ozeilto, a quien cariñosamente llaman «Ozê», y durante el recreo decidieron ayudarlo con sus lecciones.
“Es una inspiración para nosotras, siempre tiene una sonrisa en su rostro«, dijo la estudiante Ramona Uliana.
«Recuerdo haberlo ayudado en matemáticas. Lo veíamos todos los días con el folleto leyendo o haciendo ejercicios”, recordó por su parte, Debora López.
Aunque para algunos al portero ya se le ha pasado el tiempo para estudiar, su ejemplo y voluntad demuestra que están completamente equivocados.
Ozeilto tomó un examen de ingreso en la universidad y ha comenzado a estudiar enfermería por las noches.
Pero este no es el único logro del estudiante, sino que ha también fue acreedor de una beca del 100% a través del Programa Universidad para Todos, Prouni. En la lista de espera del Sistema de Selección Unificado, Sisu y logró iniciar el curso en la segunda mitad de este año.
«En ese momento estaba muy feliz, realizaré mi sueño y daré una vida más digna a mi familia«, comentó Ozeiltos.
Esta historia no es sólo un gran ejemplo de superación, sino de solidaridad. La actuación de estas jóvenes y de todo el personal que ayudó al portero para que se superara nos habla de una sociedad verdaderamente inclusiva. Su acción debería inspirar a todos.
Hagamos posible que cada esfuerzo de este hombre valga la pena, comparte su historia y ayúdanos a darle el reconocimiento que se merece ¡Bravo Ozeilto!