Durante más de 19 años un panadero ha sido un verdadero angelito para todas aquellas personas más vulnerables de su comunidad.
Un gesto solidario que muchas personas reciben como un pequeño alimento manifestado en una bolsita de pan pero que en el fondo reconocen como alimento espiritual, ese que en estos momentos necesitan para poder superar esta realidad que cada día los golpea de frente.
Pandero deja el pan que no vendió sobre un banco para ayudar a los más necesitados.
Para este panadero, la generosidad es uno de los valores más importantes, es bien sabido que estamos en un mundo en constante transformación donde no todos tiene las mismas oportunidades, hay quienes no tienen la bendición de comer algo antes de dormir.
Es por ello, que Fedele Termine ha decidido no desperdiciar ni una miga de la panadería donde trabaja y donarla a las personas en condición de calle, inmigrantes vulnerables, o simplemente, para todo aquel que necesite y no puede pagarlo.
Fedele es una panadero siciliano que desde hace más de 19 años realiza una serie de gestos de altruismo.
Fedele es un panadero de 45 años originario de Ribera, desde que era un niño siempre ha estado involucrado en el trabajo social.
A los 16 años se trasladó con su familia a Nisseno donde dirige una panadería llamada Il Pane que se ha convertido en el principal punto de referencia para los ciudadanos más necesitados de Caltanissetta, una provincia de la región de Sicilia en Italia.
Sobre el banco deja bolsas de pan, aceite, leche y otros productos de la canasta básica.
En este lugar hay un banco parecido a muchos otros, solo que en este espacio es donde se lleva a cabo una hermosa obra de amor y misericordia.
Fedele cada noche al cerrar la panadería se dirige al banco y deja bolsas de pan, leche, aceite y otros productos de primera necesidad.
Todo dejado y organizado en el banco para beneficiar al que más lo necesite.
Nunca ha buscado el reconocimiento, solo ayudar desde lo más profundo de su corazón.
Estas ganas de servir desde el amor y el respeto el panadero lo aprendió desde que era solo un niño, cuando fue a trabajar con su padre y vio llegar a un monje que al preguntarle qué necesitaba respondió que solo pedía un trozo de pan.
El monje al retirarse de la panadería Fedele lo siguió y pudo observar como repartía el pan que le habían dado con las personas que más lo necesitaban.
Un banco de la solidaridad que alivia muchos corazones.
El tiempo pasó y Fedele creció con esa imagen como uno de sus recuerdos favoritos, hoy día es un hombre que no duda en ayudar y siempre está dispuesto hacer algo que por mínimo que parezca hace la diferencia en la vida de los menos afortunados.
La misión de este noble panadero es silenciosa y llena de mucho amor, su mayor recompensa es saber que al caer la noche varias personas tendrán algo para comer.
Es admirable el gesto de este solidario panadero
Esta misión ha ido un poco más allá de solo poner comida sobre el banco, en ocasiones, hace entrega a domicilios, cuando la persona está enferma o no puede salir de casa.
“Nunca hay escasez de comida en mi banco. A veces llevo la comida que recogí a la casa de los necesitados. Después de todo, así comenzó todo.
Cuando hace unos meses, la madre de una pequeña niña enferma, me pidió que le trajera un poco de pan que me sobrara de la tienda porque no tenía para alimentarla.
Corrí a ayudar y desde entonces he empezado hacerlo todos los días. Se ha convertido en mi misión”, dijo Fedele.
El panadero también creó junto a cinco amigos el grupo “Chicos de la noche” para concientizar a los jóvenes contra el uso de drogas y alcohol.
Esto junto al banco solidario suma un gran aporte para ayudar a tanta gente de su ciudad.
Basta querer hacer la diferencia y animarse a realizar un pequeño gesto de amor que puede transformar el día para aquel que se siente solo y vulnerable. Un pan, un abrazo, o una simple mirada de empatía son la mejor levadura para aliviar un corazón herido.