Las declaraciones del Papa Francisco acerca de la teoría de la evolución están causando revuelo generando polémica en la iglesia. “Cuanto leemos sobre la creación en el Génesis, corremos el riesgo de imaginarnos a Dios como un mago, con una varita mágica que le permite hacer todo. Pero no es así”, aseguró el Papa.
También comentó que “Dios creó al ser humano y le permitió desarrollarse según las propias leyes internas de las que los dotó, para que cada uno pudiera desarrollarse personalmente”.
A partir de esas palabras, surgió un debate en algunos sectores de la Iglesia Católica. El Papa Francisco dijo que las teorías científicas que se han establecido para determinar el origen del mundo no son incompatibles con la existencia de Dios como creador, al contrario, “las requiere”.
Así afirmó el máximo Pontífice:
“La evolución en la naturaleza no es incompatible con la noción de la creación, porque la evolución requiere de la creación de seres capaces de evolucionar”.
Durante años, la Iglesia ha mostrado una postura contraria a las investigaciones científicas acerca de la evolución. Por ejemplo, Galileo se enfrentó a la inquisición y tuvo que retractar el argumento de su teoría que aseguraba que el planeta tierra giraba alrededor del sol.
La palabra evolución para describir los cambios de los seres vivos de la tierra surgió en el siglo XVIII por Charles Bonnet, un biólogo suizo, que comprobó que la evolución se produjo a partir de un ancestro común universal existente hace 3800 y 3500 millones de años.
Posteriormente establecieron diversas teorías evolucionistas de acuerdo al estudio de los científicos acerca de la creación.
El Papa Pío XII, emprendió una obra progresista que dio pie al nacimiento de las teorías de la evolución así como al surgimiento de la teoría del Big Bang. En el año 1966 el Papa Juan Pablo declaró que la evolución es “mucho más que una hipótesis”, y “un hecho probado y efectivo”.
El Papa dio estas declaraciones en el marco de la inauguración de un busto de bronce del Papa emérito junto a los Jardines Vaticanos, exactamente en la Casina Pio IV, en la Academia de las Ciencias en la que participó Joseph Ratzinger.
El paradigma de que la Iglesia desconocía toda posible teoría que haya sido descubierta a través de la ciencia sin tomar en cuenta solamente la divinidad del creador.
“El inicio del mundo no es obra del caos que se debe a otro por su origen, sino que surge directamente de un Principio Supremo creado por amor”, comentó el Papa Francisco.
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