Los seres humanos nos dividimos en dos grandes grupos: aquellos a los que les gusta el terror y aquellos a los que no.
No creo que haya ningún punto intermedio en este asunto. Los que forman parte del primer grupo se les reconoce porque no temen hacer cosas tan temerarias como comprar una casa embrujada.
En este grupo entran perfectamente Cory y Jennifer Heinzen, una pareja de amantes del terror que recientemente cerró el trato en la compra de la granja que inspiraría la aterradora película “El Conjuro”. Una sencilla casita ubicada en Rhode Island, Estados Unidos.
La granja en cuestión adquirió su fama luego de pertenecer a la familia Perron, que se instaló en este escalofriante lugar en los 70 para sufrir ante la presencia de lo paranormal que les esperaba en este su nuevo hogar.
El Conjuro también habla sobre Ed y Lorraine Warren, los investigadores que se acercaron a la granja embrujada a investigar. Tanto los investigadores como la familia existieron y contaron lo que allí sucedía.
Todavía hoy la hija de los Perron y Lorraine, la investigadora, aseguran que la casa está habitada por entidades negativas, y Cory puede confirmarlo:
“Para mí ha sido difícil quedarme allí solo; si bien no siento nada maligno, es un lugar con mucha actividad”, dice el nuevo dueño.
Cory, quien también es investigador de lo paranormal, al ver la oferta de venta de esta casa y conociendo su historia, no dudó y junto a su esposa compró la casa que ahora piensan abrir a visitantes e investigadores de cualquier lugar.
Pero, por supuesto, su aterrador historial no es lo único que cuenta pues la pareja también cree que la casa merece la pena por otras razones:
“Nos enamoramos inmediatamente de la casa, tres hectáreas y media de terreno, con un río por detrás y una laguna; el lugar es tan sereno, que no importa la historia que tiene. Es un hogar bellísimo”, dicen los entusiasmados propietarios.
Sin importar lo mucho que ocurra en este hogar y si lo que ocurre es maligno o no, la pareja Heinzen está encantada de haber realizado esta compra, ahora mismo se dedican a realizar las reparaciones necesarias para su apertura al público.
Se han embarcado en una gran aventura y no dudan en compartirla con todo aquel que, como ellos, ame el suspenso sin importar que se salga de la gran pantalla y habite también el hogar donde duermen. Sin duda, una terrorífica aventura que no muchos se atreverían a vivir.
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