Dinesh Das es un humilde zapatero que ha trabajado en el mismo lugar por casi dos décadas a pesar de haber perdido los dedos, ahora es una muestra de perseverancia y todos los que conocen su historia terminan inspirados por su valentía.
Dinesh tiene ahora 39 años, y recuerda muy bien el día en que perdió los dedos. Estaba tan enojado que pudo haber matado al hombre que le hizo eso. Se encontraba en Bihar, su estado natal, iba de visita con sus suegros cuando desarrolló una fiebre.
Acudió con un doctor pero éste le recetó un medicamento erróneo. Como resultado, sus manos se cubrieron de erupciones muy graves. Los médicos le dijeron que tenían que evitar que la infección se expandiera a su brazos, de lo contrario tendrían que cortarlos.
Durante un tiempo buscó ayuda de distintos doctores, pues se negaba a perder los brazos, hasta que llegó con un médico que le dijo que la única manera de salvar sus brazos era cortar los dedos.
Dinesh se sometió a dicho procedimiento, desde entonces en lugar de dedos tiene 10 muñones irregulares y de distinto tamaño. pero esto no le ha impedido continuar haciendo lo único que sabía hacer desde los 10 años: trabajar como zapatero.
«Era lo único que había hecho, lo único que sabía hacer y con dedos o no debía continuar. Tengo una familia que alimentar»
Han pasado 15 años desde aquel incidente, y ahora Dinesh lo recuerda con mucha calma pues ha decidido centrarse en que escapó de un destino aún peor.
Dinesh opina que el médico que le amputó los dedos es como un Dios para él, ya que si no hubiera salvado sus manos, él jamás hubiera continuado trabajando como zapatero y no tendría forma alguna de ganarse la vida.
La familia de Dinesh se traslado a Delhi en 1990. Su padre también fue zapatero, él fue quien le enseñó a su hijo todo acerca del trabajo de reparación, corte, cosido, pegado y pulido para revivir a los zapatos viejos.
Este trabajo ha manchado su piel y endurecido sus manos por el efecto de lo que parecen herramientas industriales desgastadas después de tantos años usándolas como su única fuente de ingresos.
Desde hace 20 años ha ocupado un mismo sitio en Dwarka para que la gente sepa dónde se encuentra siempre y acudan a él para la reparación de sus calzados.
«Estuve en ese lugar en Diwali, estuve allí en Holi, el día de la República y cada uno de los días festivos. He estado ahí porque los zapatos necesitan repararse, las sandalias debían repararse«.
«En un buen día puedo arreglar hasta 200 zapatos»
Dinesh llega a esta esquina desde las 9 de la mañana, toma pocos minutos de descanso durante el día, solo para beber agua y charlar un poco con alguno de los clientes. Hay ocasiones que incluso cuando habla está encorvado sobre los zapatos, murmurando respuestas pero con su concentración fija en su trabajo».
Al mes es capaz de ganar 15.000 rupias, aproximadamente 19 euros. Su día de trabajo termina alrededor de las 9 pm, recoge sus herramientas, los zapatos y los materiales en una bolsa de plástico y comienza la caminata de media hora para volver a su casa.
Cuando la carga es demasiado pesada, dice, se entrega al cansancio y contrata un rickshaw. Pero un viaje cuesta 50 rupias, así que evita los rickshaws y paseos. «No puedo gastar 100 rupias sólo en viajes», dice.
Si las ganancias del día no son suficientes, las 100 rupias (1 euro) que ahorre servirán para comprar leche. Un litro de leche entera cuesta 49 (0,50 euros) rupias en Delhi. La leche no es para él; en su casa, sólo a los niños se les concede este lujo.
Su mayor alegría es volver a casa y beber un vaso de agua que le es entregado por uno de sus hijos. Su hijo de 20 años ya está casado y trabaja como conductor en un hospital cercano. Su hijo de 16, la pequeña de 2 años y su esposa viven con él. La vida del zapatero gira en torno a sus hijos.
Pero su trabajo también le ha permitido conocer a muchas personas y ver pasar frente a él toda clase de historias y anécdotas. Danesh es un claro ejemplo de que no hay límites para conseguir lo que uno se propone.
Comparte esta historia se crees que este zapatero es digno de admirar.