Hay quien dice que nunca es demasiado tarde para cumplir nuestros sueños y Helen Sharp es un ejemplo verdaderamente conmovedor. A lo largo de toda su vida, Helen y su esposo esperaban con ansias el momento de tener una motocicleta.
Sin embargo, cuando tuvieron hijos y se dedicaron a trabajar en su granja tuvieron que ir posponiendo ese sueño. Ahora, Helen se encuentra recibiendo cuidados paliativos y pensaba que ya era demasiado tarde.
Helen tiene nada menos que 96 años de edad.
Su esposo, Arnold, falleció años atrás. Sin embargo, Helen siguió soñando con el día en que lograra estar en una motocicleta para poder honrar la memoria del hombre con quien compartió tantos años de vida.
Sin embargo, el momento nunca llegaba. La salud de Helen fue volviéndose cada vez más delicada. Los médicos dijeron que ya no podían hacer más nada por ella sino ayudarla a llevar lo mejor posible sus últimos meses.
Helen padece de insuficiencia cardíaca y degeneración macular.
La trasladaron al hogar Spectrum Health Hospice and Palliative Care. Su familia temía que la mudanza a ese nuevo lugar afectara negativamente su salud, pero fue todo lo contrario. En cuanto llegó allí, Helen comenzó a sentirse mejor que nunca y logró hacer muy buenas relaciones con los cuidadores y los otros residentes.
Helen vive la ciudad de Grand Rapids en Míchigan, Estados Unidos.
Uno de los empleados, consciente de su delicada situación de salud le preguntó si había algo que quisiera hacer antes de partir de este mundo. Helen no pensó dos veces su respuesta: quería conducir una motocicleta. Shelley Spedoweske y su esposo trabajan en el hospicio y tienen una motocicleta de tres ruedas.
“Mamá, tienes que aprovechar esta oportunidad para cumplir tu sueño. Esto es lo que siempre has querido”.
En cuanto supieron el particular deseo de Helen no dudaron un segundo en ayudarla. Consultaron con su familia para saber si estaban de acuerdo y todos quedaron conmovidos con la enorme dedicación que el hospicio daba a todos sus residentes.
“Fue hermoso. No puedo creer que lo logré”.
Llegó el día y Helen se preparó con un vistoso casco y una bufanda para disfrutar al máximo del esperado momento. Jim Spedowske condujo la motocicleta mientras una feliz Helen disfrutaba en el asiento del acompañante de la velocidad y la vista que imaginó a lo largo de tantos años. Su primer comentario dejó a todos completamente atónitos.
“¿Podemos aumentar la velocidad?”.
Durante 20 minutos, Helen disfrutó de su sueño. Desde entonces se encuentra de muy buen humor y su salud no ha hecho más que mejorar. Ha decido contar lo sucedido para inspirar a muchas personas y asegurar que nunca es demasiado tarde para cumplir nuestros sueños.
Comparte esta bonita historia en donde una dulce anciana de 96 años nos recuerda que nunca debemos rendirnos.