Innumerables son los casos de seres vivos abandonados a su suerte, como innumerables los casos de bebés humanos y animales indefensos que producto de la irresponsabilidad y la crueldad humana, terminan perdiendo la vida.
Afortunadamente, en muchos otros casos son muchas las organizaciones de rescate que logran cambiar su destino. Pero en esta ocasión, fue una perrita en Cartagena, Colombia, la responsable de cambiar el destino de un pobre mono. Y todos sus habitantes se han conmovido hasta las lágrimas.
Los vecinos del barrio Olaya Herrera vieron cómo paseaba una perrita callejera con un mono capuchino en su lomo.
La historia comenzó hace 18 meses, cuando el simio era pequeño y fue abandonado tras ser sacado de su hábitat natural, un bosque al norte del país.
Desde ese momento, nunca más se los volvió a ver separados, convirtiéndose en la escena más tierna que los colombianos pudieron haber visto.
La perrita adoptó al cachorro como si fuera de su propia camada, y sí que tenía experiencia, ya que se había convertido en madre semanas atrás, pero había perdido a su camada, y fue así como el mono irrumpió en su vida formando parte de ella.
La perrita lo amamantó de la misma forma que hizo con sus cachorros y el mono encontró la mejor posición para ir cómodamente recostado sobre su lomo, mientras acompañaba a su madre por la ciudad.
No tardaron en llamar la atención de los agentes de la Policía Ambiental y Ecológica de Cartagena, quienes quisieron entender el curioso vínculo de los animales.
“Este mono no se baja de la perrita, se pasa todo el día montado. Hemos intentamos bajarlo. Cuando lo conseguimos, corre y se monta al lomo de la canina”, ha relatado el agente de la Policía Ambiental y Ecológica Anderson Blanquiceth.
Su sorpresa fue inmediata cuando al tratar de atenderlos por separado, fue imposible que no hubiera agresión de su parte, evidentemente el mono tenía pánico a ser separado una vez más de un entorno seguro, y no hacía más que aferrarse a su madre adoptiva sacando sus garras cada vez que lo querían separar.
Enrique Zerda, etólogo de la Universidad Nacional, comentó que el vínculo establecido entre la perrita y el mono capuchino se llama impronta y es irreversible una vez que se produce la unión afectiva en el cerebro de un animal.
Sostiene que el simio no sobreviviría la separación y, además, en la selva podría ser rechazado por los representantes de su especie.
“Ellos forman en su cerebro el reconocimiento de quién es su mamá, el reconocimiento de su especie, esto es un mecanismo de aprendizaje regulado genéticamente que no se puede revertir una vez creado”, afirmó Zerda.
“Este tipo de problemas son similares a los que ocurren en los seres humanos, al fin y al cabo los primates y los humanos tenemos el mismo mecanismo cerebral, entonces pasaría exactamente igual que cuando un niño humano es separado de su mamá y aislado. Yo creo que el animal no sobreviviría”, dijo el experto.
Otro de los riesgos es que el mono, al no poder defenderse en la selva, sea rechazado por los de su especie.
Zerda afirmó que la adopción entre diferentes especies no se da en la naturaleza, sino que es producto de condiciones específicas, que en este caso estarían relacionadas con un posible caso de intento de tráfico de especies.
Este mono Capuchino, conocido también como Cariblanca, tiene un valor ecológico de más de 1.000 euros.
Los agentes decidieron apodar al mono, como Beto, y a la perrita, como Luna, y decidieron reubicarlos en una reserva de la Corporación Autónoma Regional del Canal Del Dique (CARDIQUE), en la zona natural de la región de Cartagena, donde ambos estuvieran a salvo.
Estas son las maravillas que podemos apreciar en el mundo animal, pequeños indefensos adoptados por especies distintas, porque en entre ellos no hay barreras que valgan.
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