En la enfermedad y los momentos difíciles es cuando se conoce el verdadero corazón de las personas que nos rodean, pero para la mala suerte de un perrito, resultó que a quienes consideraba su familia no eran más que seres sin corazón.
La razón es bastante sencilla y cruel, pues lo abandonaron cuando él más lo necesitó: el momento en que sufrió un accidente y perdió una de sus patitas traseras.
Pero la vida le volvió a sonreír al perrito que ahora vive feliz.
El mestizo bautizado como Tripie, dado que solo cuenta con tres patitas, vive en Culiacán (México), y siendo apenas un cachorro sufrió el atropello de un conductor que no se detuvo para auxiliarlo.
Peor aún fue el hecho de que su propia familia al verlo lastimado tampoco lo atendió y lejos de eso solo optaron por enviarlo a la calle solito y lesionado.
Un día bastante trágico para la vida del perrito.
En la zona en la que ocurrió el accidente, los vecinos se conmovieron al ver la triste situación del peludo.
Tripie pasó varios días en la calle con su patita destrozada, su familia lo expuso a los peligros de la vida sin un hogar y además aumentó su agonía por el accidente. Por fortuna, la gente que decidió alimentarlo y se conmovió por la vida del perrito buscaron apoyo en una rescatista.
Una mujer de gran corazón que no permitió que el dolor del perrito continuara.
Se trataba de Kena Hernández y su esposo Ernesto, una pareja amante de los animales que no estaba lista para pasar el caso de Tripie por alto.
Por ese motivo decidieron adoptarlo, darle amor pero sobre todo la atención médica que necesitaba para salir adelante.
Su piernita se veía realmente mal y no solo el miembro se veía comprometido, sino la vida del can.
Al acudir a un veterinario, el especialista señaló que no sólo la patita había sido lastimada sino también su barriga. Debido al impacto se formaron tumores que ameritaron ser atendidos de emergencia.
El hueso de su pata estaba triturado y sus ligamentos completamente deteriorados, así que no hubo más opción que amputarle la patita para cuidar su salud ya que que la infección en la zona era terrible.
Kenia y Enrique estaban conmocionados con el diagnostico, pero eso los llevó a conmoverse más con el perrito que tanto rechazo y dolor había sufrido. Si su familia le había dado la espalda, ellos no harían lo mismo.
Después que el peludo salió de la clínica, sus nuevos papitos lo sorprendieron con una camita nueva y juguetitos para animarlo a salir adelante.
El proceso de adaptación no fue sencillo, pese a que la pareja le daba todo su amor y Tripie mostró ser un can bastante dócil, la tristeza en sus ojitos era desgarradora.
Los esposos debieron esperar un tiempo prudente hasta ganarse la confianza del animalito y hacerle comprender que todo estaría bien, que no había nada más por lo cual preocuparse.
Además de estar en una casa extraña, el perrito también debió aprender a caminar en tres patitas y el asunto no fue sencillo.
Por fortuna, Kenia y Enrique son personas con mucha paciencia y supieron esperar todo el tiempo que el can requirió para adaptarse a tantos cambios.
Las caídas fueron muchas pero valieron la pena, pues ahora el perrito es una criatura feliz y de cierto modo afortunada.
El rechazo y los tratos injustos a los cuales fue sometido son ahora parte de su pasado.
Kenia y Enrique lo miman como a un verdadero hijo; algo que seguramente nunca hubiese experimentado al seguir bajo el cuidado de sus antiguos dueños.
El perrito perdió una pierna, pero ganó un verdadero hogar y la satisfacción de saber que nunca más tendrá que pasar por el abandono.
Esta pareja se ganó el cielo por la hermosa labor que hicieron al rescatar a este perrito y, mientras llega el momento de reclamar ese premio, hoy son igualmente felices que Tripie por la hermosa familia que han formado.