Un perro tiene el corazón más puro y noble. Es por eso que les cuesta trabajo entender de traiciones, aunque muchas veces son objeto de ellas por parte de quien menos lo esperan: la familia que debía cuidarlos, a la que amaron de forma incondicional.
El perro Cupido jamás imaginó que su familia no volvería a casa
Cupido, un gran perrito color café, vivía felizmente en Harrisburg, Pensilvania. Creía que tenía una familia amorosa y se emocionó enormemente cuando se percató de los planes de mudanza de sus seres queridos; estaba ansioso por llegar a su nueva casa, hacer nuevos amigos y jugar en un enorme jardín.
Sin embargo, conforme su familia colocaba en el automóvil de mudanza todas sus pertenencias, su antigua casa fue quedando vacía, hasta que solo quedo él.
Lo habían dejado sin ninguna consideración, como un simple objeto que no necesitarían en su nuevo destino.
Aunque era evidente el desamparo de su familia, Cupido sencillamente se negó a creer en lo que sucedía y se mantuvo al pie de la puerta de la casa, confiando en que en algún momento volverían por él y lo dejarían entrar para poder continuar con su habitual vida.
Las semanas pasaron. Cupido tocaba la puerta de la casa desesperadamente, pero nadie acudía a su llamado.
Estaba solo y los vecinos observaban con tristeza su situación, su corazón estaba roto y se alimentaba de basura.
Fue entonces que los vecinos decidieron contactar al refugio Speranza Animal Rescue, para que pudieran auxiliar al peludo.
Pero ayudarlo no sería fácil; cuando Cupido se percató de que querían alejarlo del lugar que llamaba hogar y al cual se aferraba, salió corriendo e intentó ahuyentar a su rescatista.
Cupido volvió desesperado a la puerta de la casa para tocar la puerta, como los cientos de veces que ya lo había hecho antes.
Solo después de muchos minutos pudo entender que su familia no volvería y era tiempo de que él también tomara su propio camino.
Cupido no quería marcharse de su antigua casa
Resignado, Cupido se rindió y permitió que su rescatista lo atara con una correa y lo subiera a su automóvil para ser llevado al refugio. Mientras que en todo el trayecto le trataron de hacer entender que nada de lo sucedido era su culpa.
“Se acercó a mí y se sentó. Permitiéndome que lo atara. Lloré mientras puse al perro en mi automóvil. Y, aunque probablemente parezca loco, le expliqué lo que estaba pasando en todo el viaje al refugio”, narró Janine Guido, fundadora de Speranza Animal Rescue.
Desde ese momento Janine y todo el equipo del refugio se comprometieron a dar todo de sí para sanar el corazón de Cupido. Prometiéndole que únicamente quieren ayudarle y que se asegurarán de que jamás vuelva a encontrarse solo.
Cupido merecía una segunda oportunidad de vida y cada día en el refugio le ayuda a dejar atrás su amarga experiencia.
Sus más de 22 kilogramos son pura ternura; es amistoso incluso con los gatos, ama ser abrazado y nunca deja de mover su colita de un lado a otro, como señal de amistad.
Ahora está rodeado de amigos que lo quieren sinceramente
La historia de Cupido no tardó en hacerse viral en las redes sociales, pues demuestra la lealtad infinita de un animal.
El refugio ha recibido decenas de solicitudes de adopción para Cupido, pero antes de marcharse con una nueva familia, debe terminar su proceso de rehabilitación emocional.
Por lo pronto, Cupido disfruta cada día teniendo aventuras en el refugio con todos sus amigos peludos que le acompañan en ese viaje rumbo a la adopción.
Es el más tierno
Sin duda, Cupido logrará reponerse por completo y muy pronto podrá sumarse a una familia que cuide de él para siempre.
¡Sigue dando lo mejor de ti, Cupido! Una hermosa vida te aguarda, no temas, es solo cuestión de tiempo para que seas completamente feliz.