Sabemos lo inteligentes que son los canes, pero este perro compra un bizcocho, su manjar favorito, y lo paga con una hoja verde de un arbusto.
La entrega a manera de billete. De hecho, pareciera que a este peludo solo le faltase hablar.
Para este ingenioso perro ¡claro que sí! el dinero crece en los árboles
El hecho ocurre todos los días en el Instituto Técnico Casanare, una unidad educativa ubicada en Colombia.
Se trata de un perro muy similar a un labrador, sumamente simpático y divertido quien aparece en el campus, vigilando y cuidando celosamente a todos en el lugar.
Sucede que «El Negro» ya se ha acostumbrado a que la gente, en agradecimiento por su protección, le comparten un poco de sus deliciosos bizcochos. Los mismos son expendidos en la cafetería del mencionado instituto colombiano.
Pero, no solo eso. Como el perrito es tan inteligente, observa la manera cómo los estudiantes y público en general paga los bizcochos con billetes verdes. Por lo tanto, el peludo hace lo propio y tampoco se va sin pagar.
Cada que llega a por un bizcocho, entrega una hoja del mismo color del papel moneda a la dependienta. Todo ello, con la intención de imitar el comportamiento de compra-venta humano.
El orejón compra sus bizcochos recogiendo hojitas de los árboles
Las imágenes son realmente increíbles, y ya se han viralizado por toda la Web. Y es que, la actitud de El Negro es única.
Definitivamente, es una de estas almas que vemos brillar en plena acción, y ante las cuales no podemos quedar indiferentes.
«Le falta solo la palabra. Es un animal inteligentísimo”, dijo uno de los estudiantes del Instituto Técnico de Monterrey Casanare.
Aquello que más sorprendió a los educadores y alumnos quienes conocen de sobra al honesto canino, fue precisamente que el perro fue más allá.
No solo aceptó lo que buenamente le ofrecían para comer. De ninguna manera. El perro estudió y comprendió a cabalidad todo el procedimiento de intercambio comercial entre humanos.
Posteriormente, el dulce y extraordinariamente despierto animalito se aventuró a ir por sí mismo en busca de sus adorados bizcochos.
Se presentó sin más en la cafetería con una gran hoja de árbol en la boca. Movía de un lado a otro su colita esperando a ser atendido y así poder disfrutar extasiado de su dulce predilecto.
Al ver aquello, los ojos de la dependienta quien lo tuvo de frente aquel día no dieron crédito a lo que veían.
La mujer no podía creer lo que el perro hacía. Según deduce Angela García Bernal, maestra del Instituto, el animal habría visto tantas veces aquel proceso de intercambio, que quiso intentarlo él también.
“Nunca me he sentido tan feliz de dar un bizcocho a este perro, a cambio de aquella hoja que me pareció tan valiosa en aquel momento”, afirmó la mujer de atención al cliente del establecimiento.
Desde ese mismo instante, el cuadrúpedo continúa siendo un asiduo visitante al lugar.
Todos los días se presenta con su dinero en forma de hoja en la boca, con tal de recibir su merecido y sabroso bizcocho cotidiano.
Sin embargo, para preservar la salud del orejudo, todos dentro del campus, incluyendo dependientes, estudiantes y maestros, decidieron limitar las raciones del amante de los dulces. Quien además tiene gustos muy selectos, no le gustan los bizcochos de crema.
Mientras disfrutamos de su singular historia, contada en redes por la propia maestra Angela García Bernal.
El negro sigue cosechando dinero de los árboles para pagar sus placeres más mundanos.
Tal como en este caso, queda más que demostrada la capacidad que tienen los perros para resolver problemas y situaciones diversas.
No hay que olvidar que estos animales son capaces de aprender cómo comportarse según su entorno, algo que les viene por naturaleza, desde su nacimiento en la camada.