Las festividades y todos los grandes eventos de la vida se centran casi por completo en la comida. Eso es lo que nos reúne y nos hace compartir alrededor de la mesa los mejores momentos con nuestros seres queridos… Pero hay personas para las que este es un tiempo de tormentos. Para las personas con desórdenes alimenticios cualquier cosa puede ser un desencadenante. Imagina tratar de comer en familia pero tener la necesidad de concentrarse fijamente en cada bocado. Sentir todos los ojos fijos sobre tí y tratar de no decepcionar a todas las personas que amas y que te aman.
Con motivos de las fiestas que acaban de comenzar Rachael Farrokh, sobreviviente y activista por los desórdenes alimenticios, declaró que su mayor gratitud va hacia su familia “del mundo”. Todas las personas que al conocer su historia vieron a una mujer en peligro y le dieron el regalo más grande de todos: el regalo de la vida.
Rachael se hizo conocida en Internet por su anorexia. Ella es una mujer de 1.68 cm, quien pasó de pesar 58 kilos a apenas alcanzar los 20 kgs. En su punto más bajo ella y su esposo lanzaron una campaña para recaudar fondos, unos 90.000 €, que les permitieran costear el tratamiento antes que fuera demasiado tarde.
Su esposo tuvo que dejar su trabajo y dedicarse a ser su cuidador principal las 24 horas del día.
Antes de la campaña ella había tenido múltiples complicaciones: coágulos, edema, fallos cardíacos, hepática y renal. Pero Rachael no quería pedir ayuda, no quería decírselo a nadie para no causar problemas, sentía la vergüenza propia de la enfermedad. Rob, su dedicado esposo, no estaba listo para renunciar a ella y por fin encontró la forma de conectar con ella y convencerla de que tenía que mejorar.
Su estado era ya tan delicado que ningún hospital la podía recibir, pues no tenían las condiciones necesarias para tratar un caso tan extremo de anorexia nervosa.
Es necesario entender que al padecer anorexia, el cuerpo pierde su balance natural. El metabolismo se paraliza, los químicos en el cerebro se descontrolan y todos los órganos comienzan a apagarse, literalmente. Lamentablemente no se trata de volver a comer y ya.
La recuperación es un proceso gradual tanto biológico como psicológico para que el paciente recupere su masa corporal sin entrar en shock y morir.
Cuando la campaña resultó exitosa, ella no pudo ir al hospital de inmediato. El médico de la única unidad que la recibiría al otro lado del país le dijo que en su condición sería demasiado peligroso realizar el traslado hasta la institución.
Rachael y su esposo tuvieron que dar pasitos de bebé hacia su recuperación.
Primero llevaron todo el personal médico necesario a su hogar para estabilizarla lo suficiente. Cuando su estado mejoró un poco la llevaron a una institución especializada en la realimentación de pacientes con tan bajo peso, donde continuó su tratamiento. Luego fue trasladada a una clínica en Portugal donde empezó a sentir que la trataban con respeto y por fin su cuerpo comenzó a responder a los tratamientos.
A pesar de que a ella aún le falta un largo camino por recorrer, desde el principio se podían ver sus ánimos y su espíritu lleno de esperanza y de ganas de vivir.
Esta enfermedad trae consigo una increíble cantidad de dolor emocional, físico y mental pero con mucha frecuencia es excesivamente simplificada. No se trata de alcanzar la delgadez o la belleza. Se trata de personas que están sufriendo mucho, personas para las que cada segundo es tan difícil respirar, aceptarse y verse a sí mismas que quieren desaparecer.
Aquí tienes un video resumen de esta historia: