El COVID no solo pone en peligro la vida de las personas, sino que una vez superada la enfermedad pudieran surgir secuelas terribles, eso fue lo que vivió una mujer en Brasil. Su vida cambió totalmente, ahora para poder mejorar un poco su calidad de vida necesita del apoyo solidario de la gente.
Márcia Parreira es una cocinera de 47 años que vive en Franca, Sao Paolo. En octubre de 2020 se contagió de COVID-19 y fue hospitalizada durante dos días en el Hospital do Coração, a la semana siguiente le dieron el alta porque presentó notable mejoría.
Pero una semana después de haber salido del hospital comenzó a sentir dolor intenso en las piernas, no sabía qué lo estaba causando, pero como hacia diez años se había sometido a una cirugía por una hernia discal, llegó a pensar que la causa del dolor obedecía a eso.
“Empezó a empeorar, el pie empezó a cambiar de color, a hincharse. El médico se dio cuenta de que era una trombosis y me hospitalizaron”, explicó la mujer.
A pesar de que recibió tratamiento médico, el 26 de noviembre hubo necesidad de amputar la pierna derecha. A los dos días egresó del hospital, pero el dolor comenzó con mayor intensidad en la otra pierna.
Los doctores lo intentaron esta vez con tratamiento en casa durante tres meses, sin embargo, se puso peor y el 18 de febrero tuvo su segunda amputación.
“Le pedí a Dios que me dejara vivir, que no me dejara morir y si la forma en que tenía que ayudarme era así, yo tenía que aceptarlo”, dijo la resignada mujer.
Todo cambió para ella, un antes y un después en su vida, la recuperación fue sumamente lenta. Márcia siempre fue muy activa e independiente y ahora necesita de la ayuda de sus amigos y familiares para realizar sus actividades cotidianas. Su hija de nueve años la ha ayudado mucho con su amor y atención dentro de sus posibilidades.
“Mi hija me ayuda a ir al baño, tomar una ducha, hacer cosas en la casa”, contó la madre.
Márcia requiere una prótesis, pero no tiene para comprarla, iniciaron una campaña de recolección de sellos de aluminio para recabar fondos. Reuniendo doce mil botellas de dos litros llenas de sellos lograran la meta. Su entorno cercano está colaborando, y una hija que vive en Curitiba también está recolectando allá.
Su casa también necesita reformas, y algunas personas han colaborado con cemento y otros materiales para hacerlas. Ella sigue optimista de que con el apoyo de todas las personas que han conocido del caso puedan reunir el monto que se necesita.
Necesita reunir la mayor cantidad de botellas
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