En este mundo no hay nada que pueda detener a una madre determinada que desee sacar adelante a su hijo. Aunque se presenten mil obstáculos el corazón de una madre siempre será una mezcla de amor y coraje, más aún si ese pequeño padece de una condición especial.
Todo esto lo ha demostrado de la manera más hermosa, la ama de casa Valéria Fehlberg da Silva quien tiene a una niña de 6 años llamada Rillari que padece del raro síndrome de Edwards que le provoca retrasos en su desarrollo y cuya esperanza de vida es bastante baja.
Este síndrome también es conocido como Trisomía 18 y ocasiona que el niño presente bajo peso al nacer, una cabeza pequeña de forma no común y defectos de nacimiento en determinados órganos.
Lamentablemente Rillari sufre cada uno de los síntomas pero no por eso su madre la ha dejado sola. Al contrario, la ama de casa lucha aún más por sacarla adelante al igual que a sus otros tres hijos mayores.
Debido al tiempo que le demanda el cuidado de Rillari, Valeria no trabaja fuera de casa pero desde su hogar se las ingenia para percibir otras formas de ingresos económicos. Desde el 2017, Da Silva vendía muñecas hechas por una artesana amiga suya pero las ganancias eran algo reducidas así que decidió aprender cómo hacerlas ella misma.
Ahora, Valeria está dedicada a la producción de muñecas de trapo y para el mes de marzo ya había fabricado unas 200 muñecas con las que esperaba recaudar fondos para el tratamiento de Rillari en una pequeña vendimia a su nombre.
Por desgracia, esta madre se llevó un trago bastante amargo al ver que el día del evento nadie llegó, ni si quiera las personas que se habían ofrecido como voluntarias.
Como era de esperarse, todo eso dejó muy triste a Valeria pues de allí esperaba recaudar los fondos suficientes para comprar un respirador para Rillari, el cual cuesta alrededor de unos 2.300 dólares, así como una silla adaptada para hacer hacerle la vida más sencilla a su pequeña.
Según una explicación dada por la madre en sus redes, el asunto pudo haberse tratado de un malentendido.
“Creo que hubo una falla de comunicación entre ellos. Produje el doble de lo que produzco por mes, la intención era vender las 200 muñecas para comprar un respirador mecánico para mi hija”, dijo Valeria.
Aunque la mujer parece haber resuelto el problema con los voluntarios del evento, la suspensión del mismo la ha dejado con muchas muñecas listas para vender y con su pequeña necesitando aún el ventilador y la silla, además de pañales y cereales.
Pero no todo es malo, pues el fracaso de ese evento la ayudó a conectar con personas de buen corazón que han iniciado una campaña benéfica en las redes para recaudar el dinero necesario para cubrir las necesidades básicas de Rillari.
Confiamos en que otros corazones nobles puedan sumarse a la campaña de esta pequeña, comparte su historia en tus redes y ayúdanos a sumar voluntades para sacar a Rillari adelante.