Hay negligencias médicas que pueden causar daños irreversibles en los pacientes, tal como la que sufrió Kelly Sayhua, a quien le amputaron por error las manos y los pies.
Ella es una madre trabajadora, que en ese entonces asumía la responsabilidad de criar a sus hijos y mantener su hogar. El incidente sucedió en el 2014, en Perú, desde entonces, ha sufrido una pesadilla. Tenía 32 años.
Kelly ingresó al hospital Marino Molina de Comas tras sufrir apendicitis, pero la remitieron al hospital Sabogal, donde por error amputaron sus extremidades.
Indignada, denunció al Seguro Social de su país, y el Poder Judicial estableció que debían pagarle 95.347,18 euros (450.000 soles). Pero nunca recibió la indemnización que la ayudaría a enfrentar los gastos por su discapacidad, aunque nada le ofrecería el consuelo necesario por haberse quedado sin manos ni pies.
Incluso tres años después de sufrir el incidente, acudió a los medios de comunicación para pedir justicia y hacer que el ente encargado del sistema sanitario de su país cumpliera con su responsabilidad civil.
“¿Para qué han ganado el juicio? ¿Para que no me paguen? Ahora, al juez Gerardo Borga de la Cruz le pido que vea nuevamente mi caso y tampoco hay respuesta”, dijo en una entrevista la mujer afectada.
Tras sufrir la negligencia médica ha tenido que enfrentarse a gastos que no tenía previstos, su condición le impidió trabajar, y además, su estado de salud se deterioró después de la cirugía.
Kelly pidió a las autoridades apoyo, su esposo la cuida, atiende a sus hijos y trabaja, pero lamentablemente el ingreso que recibe no es suficiente.
El poder judicial de Perú dictó sentencia sobre su caso y acusó a los doctores que la atendieron por negligencia, el doctor Arnold Yataco García y Jackeline Alvarado Aredo.
Ambos médicos fueron condenados a permanecer dos años en prisión y a pagar a la afectada una indemnización de 63.585,20 euros.
La sentencia la leyeron con ausencia de los condenados, sus abogados interpusieron un recurso de apelación. Kelly asegura que la apelación tiene como objetivo entorpecer y retrasar el proceso que prescribirá en un año y medio.
“Ellos apelarán, pido que sean más conscientes, ni todo el dinero del mundo me va a calmar este dolor que yo siento por dentro, mis hijos tienen que dejar de estudiar para atenderme, no es justo, eso es lo que más me duele”, agregó.
Las partes involucradas actuarán hasta las últimas instancias para resolver el caso.
¿Qué pasó en el hospital?
Kelly tenía una infección generalizada que puso en riesgo su vida, ingresó con un cuadro de apendicitis en el hospital Marino Molina de Comas con intensos dolores abdominales.
Los médicos determinaron que había que someterla a una cirugía con urgencia, su presión arterial descendió gravemente y no tenían cómo controlarla así que ordenaron su traslado al hospital Sabogal.
María Saavedra Ángeles, hermana de Kelly, dijo: “Fuera del cuadro de apendicitis, ella no tenía otro problema, llegué a verla y me mandaron a tramitar dos acreditaciones”.
Ella no comprendía qué estaba sucediendo, pero hizo las gestiones que le pidieron, en el hospital le dijeron que su hermana estaba muy grave y que solamente sobreviviría con un milagro.
“Mi hermana perdió el conocimiento y así estuvo durante cinco o seis días hasta que despertó”, contó que cuando recuperó el semblante, retiraron sus mantas y descubrieron aterrados que tenía los brazos vendados y que sus dedos estaban negros, igual sus pies.
Los médicos les dijeron a los familiares que le administraron fuertes antibióticos y su cuerpo había reaccionado así, que no había irrigado sangre a sus extremidades.
Aunque les habían dicho que tenía una grave infección antes. “Ellos sabían lo que pasaba con mi hermana y no hicieron nada, dejaron que sus dedos de las manos y sus pies se necrosaran hasta perderlos”, relató la hermana de Kelly.
Los responsables no emitieron un comunicado al respecto, se han pronunciado para decir que no hubo negligencia.
“Si la señora está viva es gracias a los médicos, ella tenía una infección urinaria mal curada y la bacteria escherichia coli permanecía en su cuerpo. Al ser operada por apendicitis, esta infectó su sangre, lo que produjo el shock séptico», dijeron los representantes de la institución.
Kelly recibió terapias con una cámara hiperbárica para regenerar su piel, además, usa unas prótesis en sus piernas para poder movilizarse.
Pero su vida cambió drásticamente después de ese acto de negligencia que sigue dando de qué hablar. Compártelo.