Pierde a su mujer tras una cesárea de emergencia y pide ayuda desesperada para sus 3 hijos

Con 37 años, la vida de un padre, con 3 niños que alimentar, ha dado un giro devastador. Se trata de Pablo Acevedo, residente en Rafael Calzada, una localidad argentina en la provincia de Buenos Aires.

El coronavirus lo golpeó de la manera más dura que se puede imaginar, arrebatándole a la mujer de su vida y madre de sus pequeños, cuando ilusionada se preparaba para ver nacer a sus mellizos. 

Marcela Rossi, de 35 años, perdió la vida tras una cesárea de emergencia

La pareja tenía un hijo mayor de apenas 6 añitos, llamado Ignacio, quien también esperaba con ansias ver volver a su mami del hospital con sus hermanitos Anita y Francisco, en brazos.

En medio de la pandemia, Pablo se quedó sin trabajo, mientras que Marcela se dedicaba a la repostería desde su casa. El hombre trató de buscar otros ingresos y juntos salieron adelante como podían. Para ellos, lo principal era que se amaban con todas sus fuerzas, sabían que Dios no los abandonaría.

La noticia de la llegada de los bebés vino como una gran fuente de alegría en medio de tanta adversidad

Pero el 12 de abril, con 5 meses de embarazo, todo se derrumbó. Marcela comenzó a sentir un resfrío y un fuerte dolor en la cintura, le recetaron medicamentos para una supuesta infección urinaria. Las molestias continuaba, por lo que le hicieron una placa.

“Tenía una neumopatía muy grande en el pulmón derecho y, por eso, le dolía la espalda”, relató Pablo.

Su salud empeoraba cada vez más. Fue trasladada al Sanatorio Modelo de Quilmes, donde 9 días después, el 21 de abril, la derivaron a Terapia Intensiva y tuvo que ser intubada, por graves complicaciones con la saturación de oxígeno.

Ese día fue el último que Pablo pudo hablar con ella, y es un recuerdo que le desgarra:

“Estaba muy mal, tenía la mirada perdida, los labios resecos… Me dijo que estaba muy preocupada por los bebés. Tenía mucho miedo por ellos”.

Pablo y Marcela llevaban 19 años de casados

El estado de Marcela se agravó tanto que debían practicarle una cesárea de emergencia. Era una drástica decisión en un intento desesperado por salvar las 3 vidas.

Me habían dicho que las probabilidades de que los bebés sobrevivieran eran muy bajas, porque tenían solo 5 meses y 3 semanas. Ana pesó 1.5 kilos y Francisco, apenas 950 gramos».

Si bien varios hisopados al principio dieron negativos, no fue hasta que volvió a la UCI tras la cesárea cuando tras una punción de pulmón, descubrieron lo que tanto temían: tenía Covid. Desde entonces Marcela quedó aislada, y Pablo sin poder verla por ser un contacto estrecho.

Los médicos informaron de su repentina mejoría, y pretendían sacarla del coma inducido en el que estaba, con esperanzas de que reaccionara. Pero tristemente, los peores pronósticos se cumplieron. No se movía, solo pestañaba. Y si bien la neumonía había cedido, para ese momento el Covid le dejó secuelas neurológicas irreversibles, provocándole isquemias múltiples en el cerebro.

Finalmente, el 21 de mayo sufrió dos paros cardíacos que le costaron la vida.

«Fue la última vez que la vi y esa noche falleció. Los dos estábamos seguros de que iba a ponerse bien. Ella estaba confiada y yo también. Lo que más me pone triste es que no pudo conocer a sus hijos», dijo Pablo entre lágrimas.

En este video Pablo rompe su silencio tras sostener a sus pequeños en brazos. ¡Es difícil no llorar!

“Era muy sana. No tenía problemas de salud, ni estaba enferma. El virus la encontró más débil por el embarazo gemelar. Después, me enteré que hay muchas mujeres embarazadas que terminaron como ella o que están graves”, dijo el devastado hombre advirtiendo a otras mujeres.

“Se cuidaba muchísimo, no salía de casa, no me explico cómo se contagió mi mujer. Ninguno de los dos tenía enfermedades de base y yo no tuve ningún síntoma. Veo que la gente no se cuida y que no toma dimensión de lo que pasa. Tengo mucho miedo, ahora sí que no me puede pasar nada. Me quedé solo con mis tres hijos… Si me pasa algo, ¿quién los va a cuidar?”, se lamentó.

El pequeño Ignacio está al cuidado de la familia de Marcela, mientras Pablo va y viene del hospital. Los bebés siguen en Neonatología, y pese a que nacieron muy prematuros, en unos días podrían recibir el alta.

Sobre cómo tuvo que informar al pequeño Ignacio de algo tan doloroso, relató: «El mismo día que su madre murió, le conté que sus hermanitos habían nacido y que estaban bien. Le mostré las fotos de los bebés… Así se enteró de la muerte de su mamá. Jamás pensé que todo iba a terminar en tragedia”.

Ahora debe enfrentarse al drama de vivir un duelo desgarrador, además de ver cómo sacar adelante a sus 3 hijos, sin tener empleo. Pero añade:

«El único consuelo que encuentro es pensar que Dios se la llevó porque tenía otra misión para ella, en otro lugar… Era una excelente esposa y una gran madre. Ella está con nosotros, yo de eso no tengo dudas, de que ella siempre nos está acompañando».

Confiesa que toda su vida trabajó y que le dio muchísima vergüenza tener que pedir ayuda a la gente, pero no tuvo otra opción. Gracias a eso, muchas personas en las redes se han solidarizado.

Los mellizos necesitan una cuna, sábanas y frazadas, ropa, pañales para bebés prematuros, óleo calcáreo, toallitas húmedas, artículos de perfumería y limpieza, y un mueble para sus pertenencias.

Quienes quieran echarle una mano pueden acercarse a su domicilio en El Zorzal 2687, Rafael Calzada, en Buenos Aires; comunicarse con él a su mail: po-acevedo@hotmail.com, o realizar donaciones a la cuenta bancaria del Banco Comafi con los siguientes datos:

ALIAS: MUELLE.OMBU.ROSA
CBU: 2990001700110451930013
Acevedo Pablo Oscar

Enviemos un mensaje de aliento a este pobre hombre que queda solo con sus 3 pequeños. Ayudemos a compartir su historia para crear conciencia y que consiga la ayuda que suplica.

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