El pasado 17 de abril era la fecha en la que Beatriz Miranda, de 30 años, celebraría su boda con su novio Bruno Silva, de la misma edad. Desde hace un año planearon juntos ese día tan especial en el que darían el “Sí, quiero” ante sus familiares y amigos.
Pero la felicidad de la joven, de Assis, en Sao Paulo, Brasil, se empañó por una horrible tragedia que enlutó su corazón. Ese día, en lugar de casarse, perdió al amor de su vida.
Beatriz y Bruno comenzaron una relación amorosa desde que eran adolescentes, tras 11 años de noviazgo tuvieron dos hijos: Nicolás, de 7 años y Miguel, de 4 años.
Todo comenzó el pasado mes de marzo cuando Beatriz se contagió de COVID-19. Después de que se sometiera a la prueba diagnóstica dando positivo, Bruno se mantuvo aislado trabajando en casa.
El 27 de marzo, Bruno también presentó síntomas de coronavirus, fue el único miembro de su familia que se contagió y dos días después necesitó ser ingresado en un hospital. Tenía intensos dolores corporales y dificultades para respirar.
Beatriz relató que Bruno fue ingresado en el Hospital Regional de Asís, donde tuvo que permanecer en la UCI. En la familia, todos contrajeron COVID-19, pero solamente Bruno tuvo síntomas graves.
A Bruno le realizaron una tomografía computarizada en el hospital y determinaron que tenía el 50% de un pulmón gravemente afectado por el coronavirus. Durante 10 días estuvo ingresado en el hospital recibiendo tratamiento, pero su estado de salud empeoró y necesitó ser trasladado al área de terapia intensiva.
Bruno tenía baja saturación de oxígeno y cansancio extremo para hacer tareas simples como sentarse, bañarse y cambiarse de ropa. La enfermedad afectó gravemente sus pulmones.
“La primera vez que nos comunicamos con él a través de una llamada, él ya no podía hablar, estaba muy débil y percibíamos que tenía mucho miedo, ya no podía hablar”, relató Beatriz.
Le hicieron una segunda tomografía computarizada en la que vieron que el 85% de su pulmón estaba comprometido.
Lo intubaron en 15 de abril en horas de la mañana, pero incluso con el ventilador mecánico y la máscara de la VNI no podía respirar bien. Los médicos plantearon intubarlo desde que ingresó al hospital porque su saturación de oxígeno era muy baja, mejoró un poco así que tenían esperanza, pero poco después descendió a niveles críticos, les dijeron a sus familiares que sino lo intubaban moriría.
Lamentablemente dos días después Bruno falleció, el día en el que celebraría su anhelada boda.
A pesar de que Bruno tenía apenas 30 años, la enfermedad causó estragos en él. Era sedentario, pero era joven y no tenía comorbilidad, el daño en sus pulmones generó consecuencias fatales en su organismo.
Ivani Aparecida, la madre de Bruno recordó que en una de las últimas conversaciones que tuvieron con él mientras estaba en el hospital antes de ser intubado, leyó en sus labios la palabra “miedo”.
Le dije: “’no tienes que seguir hablando’. La primera vez que hablamos con él no podía hablar, estaba muy débil y su padre incluso lloraba de angustia. No respondía los mensajes por WhatsApp y enviaba emoticonos”, dijo la madre.
Beatriz y Bruno tenían mucha ilusión por celebrar su matrimonio, todo estaba preparado y pagado, desde las fotografías y vídeos hasta su vestido de novia.
“La fiesta estaba lista, el vestido ya estaba hecho, la fiesta pagada, el buffet, teníamos un año planeando. Unos días antes, hace unos 15 días, llegamos a un acuerdo y decidimos posponerla. Pero como dije, empecé a sentir síntomas de coronavirus, así que nos enfocamos en postergar la celebración”, dijo Beatriz.
En sus últimos días, Bruno dijo que tenía muchas ganas de casarse, llevó su anillo de bodas al hospital y se negó a que las enfermeras se lo quitaran.
La pareja tenía fotos y vídeos preparados para el día de la boda.
“Hicimos la sesión de fotos preboda y el vídeo con un testimonio el uno del otro y me emocionó su entusiasmo por la boda y dijo lo que esperaba. La fecha fue elegida el día 17 de abril porque el día 18 cumplíamos 11 años juntos, él lo dijo en el vídeo”, dijo Beatriz.
La joven madre buscó ayuda psicológica en tan duro momento, incluso demoró cuatro días para contarles a sus hijos sobre la muerte de su papá, el pasado mes de febrero también perdieron a su abuela por COVID-19.
“Trato de tener a Bruno siempre presente, repito en casa constantemente ‘papá está aquí’, se habían resignado a que partió al cielo, a que ahora se ha convertido en una nueva estrella”.
Beatriz está desconsolada, “ha sido muy duro, todos nuestros sueños se han quedado atrás. Mi vestido está hecho, cada detalle… es muy difícil. Su enfoque era simplemente despegar, seguir adelante”.
“Yo le decía a mi suegra que estaba rezando, y que confiaba en los médicos y en que se recuperaría”, agregó Beatriz.
Ella confesó que el último adiós es muy duro y que ni siquiera saben si él realmente estaba en el féretro porque cumpliendo con las restricciones recomendadas para frenar los contagios de COVID-19, el ataúd estaba sellado.
“Nos quedamos con eso en la cabeza, con la idea de que repentinamente un día podría aparecer. Era un joven lleno de sueños que iba alcanzado poco a poco”, relató Beatriz.
La noticia conmocionó no solamente al país sudamericano donde vive la familia sino a miles de personas alrededor del mundo. Compartamos nuestras condolencias con Beatriz, sus hijos y sus demás seres queridos.