Luchar por los sueños siempre es algo bueno. Sin embargo, en ocasiones el destino tiene trazado su propio camino y, a su paso, es capaz de llevarse consigo a las personas más valientes, decididas y entregadas.
Esto fue lo que sucedió con una decidida mujer transexual que perdió la vida inesperadamente, cuando estaba a punto de realizar uno de sus más grandes sueños dentro de su proceso de transformación de género.
Lorena Muniz soñaba con el día en que finalmente pudiera operar sus senos, quería implantarse silicona para estar más cerca de su transformación final. Su familia estaba de acuerdo con su decisión porque sabían que eso la haría extremadamente feliz y confiaban en que todo saldría bien.
Su familia siempre aceptó y apoyó todas sus decisiones
A sus 25 años, Lorena viajó a São Paulo, Brasil, para concretar su sueño. Para hacerlo, tuvo que vender todas sus pertenencias, así como los instrumentos de trabajo que utilizaba en su pueblo natal donde trabajaba como peluquera.
«Para ir a São Paulo, salió a vender las cosas del salón. El sueño de su vida era hacerse la operación. Decía que sólo se sentiría como una mujer cuando lo hiciera», dijo la tía de Lorena, la masajista Rinalda Muniz.
Acompañada de su pareja, conocido como Tom Negro, el pasado 17 de febrero la joven fue ingresada en la clínica donde finalmente haría realidad su sueño. Antes de entrar a cirugía, Lorena escribió a sus familiares para hacerles saber que se comunicaría con ellos al salir de la intervención.
Fue entonces que lo inesperado sucedió. La clínica llevó a cabo un proceso de mantenimiento de sus instalaciones eléctricas y, de pronto, hubo una gran explosión. El humo impregnó toda la zona. Los pacientes que pudieron ponerse de pie por sí mismos lograron salir, pero a Lorena nadie la auxilió.
Un incendio acabó con su sueño y vida
Las instrucciones dadas por el personal de la clínica fueron que nadie ayudara a salir a Lorena, hasta que el equipo de bomberos de la ciudad llegara y pudiera hacerlo adecuadamente.
Sin embargo, cuando eso sucedió la mujer ya había inhalado una gran cantidad de humo y tuvo que ser trasladada de emergencia al Hospital da Clínicas de São Paulo, lugar en donde no tardó en confirmarse su fallecimiento.
Tras la inesperada partida, la familia de Lorena quedó devastada, especialmente su abuelita llamada María José Muniz. La ancianita, su compañera incondicional, tomó la decisión de donar los órganos de la joven, para poder ayudar a salvar otras vidas.
«Mi corazón no puede soportarlo. Me dijo que se pondría los implantes y volvería. Era un logro para ella”, dijo María José.
La luz de Lorena nunca se desvanecerá, su legado prevalecerá al haber dado vida a otras personas. ¡Fue una gran mujer!
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